No en mi patio trasero

Gaia es como una madre severa pero cariñosa, pertenecemos a su familia aunque a veces nos comportemos como adolescentes, inteligentes, revoltosos y pantalleros somos, en el fondo, muy conscientes de lo que estamos perdiendo.

Mi estreno ambiental en Ibagué tiene un sello premonitorio: el río Combeima se salió de madre a la altura de la Inspección de Juntas, producto de una avalancha histórica, que levantó el puesto de policía repleto con todos los habitantes del pueblo… muchos muertos, tristeza  y arrepentimientos.

Fue la noche sagrada del San Pedro, dedicada a las fiestas patronales: los agentes decidieron festejar con un parrandón para todos, en el  puesto militar, localizado sobre la orilla del río Combeima y quien sabe a qué horas, el río también deseó participar y se vino crecido arrasando todo el entorno, la casa, la pista, el baile y a todos los participantes.


Nos contaban los nativos mayores que eso ocurría con mucha frecuencia… especialmente en los meses de verano,  y que ahora que han aumentado las talas, las ganaderías y los cultivos, las crecientes son más frecuentes e intensas.


Los improbables siempre ocurren
No puedo evitarlo… en los textos de Julio Verne, pensados, investigados y escritos… se cumplen: los aciertos sobre el viaje a la luna,  las visitas al centro de la tierra, han demostrado coincidencias de los datos matemáticos sobre algunas afirmaciones como el regreso del viaje a la luna, y muchas de las cosas narradas,  nos hacen pensar, en los documentales sobre la catástrofe de 1999 a lo largo de toda la costa venezolana, me persiguen como si fuera el cumplimiento de un código ambiental, una visión premonitoria, que puede repetirse en su magnitud… muy seguramente por su semejanza con la cuenca del río Combeima.

Mensajes solares
Actualmente los científicos están verificando cambios en la atracción magnética del planeta, por ello no podemos dejar de asociarlo con los derrumbes, avalanchas, y aún con el desorden en las precipitaciones, las inundaciones, los temblores, y con más frecuencia,  los movimientos de tierras, de casas, de puentes…

Y lo que más me persigue, son las imágenes superpuestas de nuestras cuencas hidrográficas con incremento de la precipitación, pérdida de su vegetación, aumento de la escorrentía y disminución de la infiltración, aumentos en las temperaturas promedio, disminución del oxígeno, aumento del CO2, que hacen difícil  la vida cómoda a la que estamos acostumbrados.


Premoniciones de Verne
La disminución del campo magnético en la Tierra es digno de pensarlo, está a la altura de la imaginación de Leonardo DaVinci, especialmente aplicado a las cuencas hidrográficas, en términos de un aumento del agua lluvia, disminución de arboles y de la fauna…  el aumento del  cemento que impide la infiltración.

En la coyuntural  toma de conciencia  de los tolimenses, de los vientos verdes que soplan por la Gobernación, la Alcaldía y las universidades, con tendencias de urgencias ambientales para convertirnos, todos, en vigilantes ambientales, y, convertirnos en corresponsales de guerra a favor de la cuenca del Combeima en una militancia integral con nuestro código ambiental.


La gran cárcava de Ibagué
Por: David Alfonso Bejarano Bonilla BSc
Trumandavid01@gmail.com
Detrás de las montañas de Juntas, fuera del alcance de la vista del transeúnte, se formó una gran cárcava, coautora del problema que padecemos los ibaguereños hace un par de años: los cortes permanentes del agua “por motivos de alta sedimentación”, según el Ibal.

Una cárcava es una formación geológica originada por la erosión, que paulatinamente va aumentando su tamaño hasta convertirse en un gran socavón incontrolable, el cual permanentemente desprende material que se convierte en un problema geológico-ambiental.


Eso está ocurriendo en Juntas, un inmenso socavón se formó y ya es incontrolable; cada vez que llueve, toneladas de sedimentos se desprenden encausándose inicialmente por la quebrada La Cristalina, posteriormente por la quebrada El Guamal y finalmente está desplazando el río Combeima, creando un playón de grandes proporciones, a la vista de los visitantes de la parte alta del Cañón del Combeima. Sin embargo, hay un agravante más; ésta cárcava está llegando al filo de la montaña, cuando eso suceda empezará a verter el material desprendido hacia el otro lado también, yendo a caer, en ese momento, a Villarestrepo. ¿Se podrá dar cuenta señor lector la magnitud de la situación que está por presentarse?


Bien, y a todas éstas, ¿Qué han hecho las autoridades ambientales?
Inicial y actualmente están usando una retroexcavadora para ayudarle al río Combeima y a la quebrada El Guamal a encausarse, miles de millones de pesos gastados para nada! Es más, en Juntas hay otra retroexcavadora estacionada consumiéndose  los dineros de los contribuyentes en celaduría; ese cuadro parece más un juego de niños “a las maquinitas” porque en el momento que llueva, lo que han hecho en días las máquinas, la cárcava lo borra en minutos. Por otro lado, Cortolima declaró la zona como “bien de uso público”, una medida para prevenir una catástrofe en donde quizá se vean vidas humanas involucradas. Sí, es buena la medida tomada; sin embargo, la inestabilidad geológica continúa, la cárcava seguirá arrojando sedimentos al río y los ibaguereños seguiremos padeciendo el problema del agua.

Detrás de la declaratoria de la zona como “bien de uso público”, imagino, vendrá el manejo de ésta zona, y por supuesto, los contratos para los “amiguis” expertos en reforestación. Entonces… a reforestar. Pero, ¿crecerán los árboles plantados entre un pedregal, en medio de la erosión? Seguida la reforestación viene el encerramiento, los plateos y una cantidad demiscuitas que son necesarias para el mantenimiento de la misma, “de lo contrario se pierde lo invertido”, todo ésta “magna acción de recuperación ambiental” por una jugosa cuantía; por supuesto, más el famoso “CVY”.


Bien, dos medidas propongo en aras de aportar a la solución sin ser experto en asuntos geológicos pero sí ecológicos. Primero, tomando de ejemplo los Alpes, cuando hay acumulación de nieve en las laderas de éstas montañas los europeos provocan avalanchas controladas; quizá, para nuestro caso en los Andes, con una cuantificación del volumen de sedimentos existentes y potencialmente desprendidos más un cálculo de lo que cubriría el desprendimiento de todos éstos sedimentos, se podría hacer lo mismo, provocar una avalancha controlada.


Por supuesto, haciendo todo un plan de contingencia para el caso, y de ésta manera dejar limpia la roca matriz o “roca madre” para que no siga el desprendimiento de material al río. Segundo, dejar que en la zona la naturaleza haga su propio trabajo en recuperarse, técnicamente se denomina: “Regeneración por sucesión natural”; ella, la naturaleza, solita, con el tiempo, reforesta cualquier zona con mucha diversidad biológica y a un muy bajo costo: cero pesos.


Quizá las ideas suenen un poco descabelladas, poco aplicables al caso o inconvenientes, pero… ¿Por qué no evaluar su viabilidad, verdad?

Credito
EL NUEVO DÍA

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