Esperanza Agrícola

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Tengo un amigo, con mucho recorrido planetario, que insiste en que el modelo industrial de monocultivos a gran escala de las corporaciones del agronegocio nos falla y donde los sistemas agrarios campesinos basados en la agroecología y en la soberanía alimentaria ofrecen tantas esperanzas.

Miguel Altieri manifiesta que el sistema agroecológico de producción de alimentos a pequeña escala da la mejor respuesta a las demandas del presente y del futuro y aunque no aparezca en las discusiones de La Habana, él cree que la actual crisis alimentaria no es una crisis de nuestra capacidad productiva.

Se debe más a factores como la especulación y acaparamiento de alimentos, fomentados por las empresas transnacionales de la alimentación y los fondos de inversión, que provocan injusticias globales, lo que significa que algunas personas comen demasiado, mientras que otras no tienen dinero para adquirir los alimentos adecuados y/o carecen de tierras donde producirlos. Todo ello termina por alentar políticas nefastas como la producción agrícola del sistema capitalista hacia la producción de energía, sin importarles la producción de alimentos.

Sin embargo, no podemos negar que nuestra capacidad colectiva de producir alimentos suficientes -lo que incluye el cómo los producimos- afirma mi amigo Altieri, es una pieza clave en el rompecabezas del fin del hambre.

El agronegocio no puede alimentarnos

Con una estimación de 925 millones de personas hambrientas en el mundo y una proliferación galopante de enfermedades causadas por el sistema alimentario –malnutrición, obesidad, diabetes, enfermedades de corazón, cáncer y fiebre porcina-, no es una exageración decir que el sistema alimentario de las grandes corporaciones fracasa a la hora de proveernos de alimentos adecuados y sanos.

El hecho es que bajo las leyes de este sistema, dentro de la economía global, los alimentos se desplazan de las áreas de pobreza y hambre a las de dinero y abundancia. Y la alimentación está siendo homogeneizada en una dieta sobreprocesada y no saludable, basada en grasas, azucares, féculas, residuos químicos y cancerígenos, deficientes en fibras, proteínas, vitaminas, frutas y vegetales.

La revolución verde se acabó

Los métodos de producción usados para producir los alimentos del agronegocio -monocultivos, maquinaria pesada, riego excesivo, plaguicidas y abonos químicos, semillas transgénicas, etc.- están degradando rápidamente los mejores suelos del planeta, al provocar su compactación, salinización esterilización, erosión y pérdida de biodiversidad funcional tanto dentro como sobre el suelo. Las cosechas que durante décadas aumentaron por la tecnología de la llamada “revolución verde” están ahora llegando a su máximo, y en algunas regiones han empezado a decrecer.

Con este sistema alimentario dominante, no hay futuro posible para la humanidad ni para el planeta. De hecho, apenas hay un presente. (Altieri)

La Agroecología puede alimentar al mundo

Según investigaciones efectuadas por La Vía Campesina en varias partes del mundo, muchas fincas agroecológicas son sustancialmente más productivas tanto por unidad de área como por cantidad de trabajo. Una finca integrada es aquella que combina cultivos y ganadería, asociaciones y rotaciones, que emplea la agroforestería y que en general, tiene altos niveles de biodiversidad funcional.

Estos sistemas no sólo son más productivos, sino que además tienen menos costos de producción.

Los sistemas agroecológicos campesinos se benefician ampliamente de las variedades tradicionales de semillas que están cada vez más amenazadas de extinción, bajo el régimen de propiedad intelectual de las corporaciones. Es por esta razón que las organizaciones miembro de La Vía Campesina en varios países del mundo, están activamente implicadas en la conservación y multiplicación de las variedades de semillas campesinas.

Principios de la agricultura campesina sostenible

Se pueden encontrar ejemplos de agricultura campesina y familiar sustentables en todo el planeta, por lo que existe una amplia terminología para referirse a ésta.

Dependiendo de los sitios donde se lleve a cabo, se emplean los términos agroecología, agricultura orgánica, agricultura natural, agricultura sostenible de bajos insumos, y otros.

La Vía Campesina no quiere decir que un nombre es mejor que otro. Prefiere especificar los principios que defienden.

En realidad, la agricultura campesina sostenible viene de la combinación del descubrimiento y la revalorización de los métodos campesinos tradicionales y de la innovación de nuevas prácticas ecológicas.

Entre los principios clave, figuran los de la agroecología (Altieri, 2002):

1. Fomentar el reciclado de la biomasa, así como optimizar la disponibilidad de nutrientes y el balance de flujos de nutrientes.

2. Asegurar unas condiciones de suelo favorables para el crecimiento de las plantas, realizando un buen manejo de la materia orgánica, las cubiertas vegetales y la actividad biótica del suelo.

3. Minimizar las pérdidas de energía solar, de aire y de agua, adecuando el manejo al microclima local, e incrementando las coberturas para favorecer la recogida de agua y el manejo del suelo.

4. Diversificación del agroecosistema, en el tiempo y el espacio, de especies y genéticamente.

5. Fomentar las interacciones y sinergias biológicas benéficas entre los componentes de la agrobiodiversidad, para promover los procesos y servicios ecológicos clave.

No consideramos que la sustitución de insumos “malos” por “buenos”, sin modificar la estructura del monocultivo es sostenible (Rosset y Altieri, 1997).

La aplicación de estos principios a las complejas y diversas realidades de la agricultura campesina requiere que el campesinado se (re-) apropie activamente de sus sistemas de producción, adecuándolos a su conocimiento local, su ingenio y a su capacidad de innovación.

Se hace referencia a fincas relativamente pequeñas, manejadas por familias campesinas o por comunidades. Las fincas pequeñas permiten el desarrollo de la biodiversidad funcional manejando producciones diversificadas, integrando cultivos, árboles y animales. En este tipo de agricultura no se necesitan, o se necesitan menos, insumos externos, puesto que mucho puede ser producido en la propia finca.

Ha llegado el momento de actuar, de construir una soberanía alimentaria real, en cada país, basada en la agricultura agroecológica que desarrollan el campesinado y la agricultura familiar, controlando sus propios destinos.

Mayor información, en el correo viacampesina@viacampesina.org y la página www.viacampesina.org.

Credito
EL NUEVO DÍA

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