Son algo más de 200 páginas en las que el renombrado autor tolimense recupera esas reflexiones ya plasmadas hace 17 años en su bien conocido texto ‘¿Dónde está la franja amarilla?’, y que recobran vida a partir de ciertos giros políticos en la historia del país.

“Comprende momentos significativos desde el auge de la república conservadora, que intentó tantas transformaciones liberales, y la llegada de la república liberal, que renunció a buena parte del ideario que Colombia necesitaba”, cuenta el escritor entre otros aspectos.

Y es que, además de tratar estos temas y otras luchas del país como la gaitanista, que de alguna manera se silenció aquel 9 de abril, Ospina reflexiona sobre el devenir histórico de la naturaleza y sus costumbres, así como de los males “que en ese entonces se gestaron”.

“Es una mirada sobre el último siglo, los desafíos que Colombia vive y los problemas que no ha enfrentado a lo largo del tiempo, y cómo la institución de una manera mezquina e irresponsable de administrar el país lo ha llevado a una crisis en casi todos los campos”, comenta.

Pero es algo más que eso: es un texto “escrito con pasión, indignación y confianza profunda en que la comunidad colombiana es capaz de cambiar la historia y comprender cuál es esa manera de manejar el país que nos ha producido resultados tan calamitosos”.

Reflexión y debate

William Ospina ha dejado muy claro que su libro no se limita a contar hechos, sino a aportar reflexiones que se incorporen a un debate público que se ha vuelto, en sus palabras, cada vez más “pobre y ceñido exclusivamente a la ‘rebatiña’ por el poder”.

En esta confrontación, tal como lo asegura, se ha olvidado temas como “geografía, historia, naturaleza, desafíos de la productividad, el empleo y la cultura, defensa del agua... Todo se ha aplazado y soslayado por el debate de las ambiciones políticas”.

Su verdad en el debate se centra en la forma en que el pueblo no ha sido incorporado a la identidad nacional ni asumido con los suficientes respeto y dignidad, y cómo incluso la música popular ha “puntuado los estados de ánimo de la sociedad y sus necesidades de reafirmación.

“Que la sociedad conozca su historia y las limitaciones de la dirigencia y asuma un papel más protagónico en su transformación, porque la democracia no se mide por una convocatoria de cada cuatro años, sino por qué tan dueño del país se siente el ciudadano”, asevera.

Puede que, según Ospina, la euforia que vive el país ante los presentes diálogos de paz haya sido una coincidencia con la llegada de esta obra, pues es un momento en el que “el país se hace muchas preguntas y llegará la hora en que va a tomar muchas decisiones”.

Sin embargo, admite que “era una necesidad escribirlo y expresar mi verdad, ya que es el deber de un intelectual y un escritor aportar al debate público, y ha existido gran interés de las nuevas generaciones por mis reflexiones sobre la historia”.

Después de sus manifestaciones literarias con la trilogía de Ursúa, El país de la canela y La serpiente sin ojos, sobre la travesía de Pedro de Ursúa, Ospina llega con un texto que pone tareas en especial para la sociedad.

“No creo que la actual dirigencia tenga mucho horizonte y esté en condiciones de hacer mucho por el país, ni los políticos, ni los gobernantes y casi ni siquiera la dirigencia empresarial, salvo algunos seres muy comprometidos con Colombia y su gente”, sostiene.

Y agrega: “La mayoría de la población percibe los límites entre la pobreza y la indigencia. Esa es la sociedad que tiene que reaccionar y ser capaz de exigir que Colombia se convierta en una democracia más justa”.

Por ello concluye que ‘Pa que se acabe la vaina es una doble lectura entre relato histórico y reflexión “que puede responder muchas preguntas que los colombianos se hacen sobre lo que está ocurriendo en Colombia”.