Sinfonía nocturna en ‘La Musical’

Crédito: Archivo / El Nuevo Día.
De día es una niña ibaguereña común, de barrio, de colegio, de casa, estudiante de piano y de voz melodiosa… pero el sueño no es lo suyo, así que en las noches se paseaba por la ciudad deambulando entre lugares emblemáticos, pasaba noches en la Plaza de Bolívar, en el Parque de la Música, en la Concha Acústica y ha rondado el panóptico.
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Sin duda alguna la noche del 23 de mayo fue distinta, la más extraña y diferente.

Ella se paseó por el centro histórico de Ibagué, entre las calles vacías y el silencio de la noche. Esta vez se estacionó frente al Conservatorio del Tolima, claro, desde afuera se escuchaba un concierto de orquesta, se detuvo a disfrutar la melodía en las bancas del Parque de la Música pues esa tonada la atrapó, era fantástica. Las puertas del Conservatorio del Tolima y de su Sala Alberto Castilla, permanecían cerradas, eran las 12 de la media noche y la orquesta seguía tocando increíbles piezas.

La niña se atrevió a golpear la puerta principal, nadie abrió. Las luces del recinto estaban apagadas pero se sentía el viento fuerte de trompetas y trombones. Llegó a pensar que como en una película, los instrumentos tomaban vida cuando todos dormían. ¿Será? Ella esperó frente al Conservatorio en la calle novena por horas y justo antes de salir el sol la música cesó y ella corrió de nuevo a casa.

Ya en su vieja casa de La Pola tuvo el desayuno típico de domingo para una niña ibaguereña: Tamal, chocolate y pan, y mientras disfrutaba su delicioso platillo, le preguntó a la abuela.

 

Abuela María, ¿alguna vez has escuchado ruidos nocturnos en el Conservatorio?

La abuela abrió los ojos y le hizo una señal de silencio. La llevó a la fuerza a su habitación, para que nadie las escuchara.

‘Mija’ desde que nací, me ha costado dormir, una noche escapé al Conservatorio y escuché el mejor concierto de mi vida mientras los músicos dormían.

La niña no podía creerlo, la abuela también lo sabía.

María debo decir que eres muy inteligente. Te contaré la historia.

La abuela se dispuso a contar el misterio del Conservatorio de Música.

El concierto de las noches, pequeña María, es como una conversación entre almas de músicos condenados a ser instrumentos por toda la eternidad. Solo una noche al año todas las almas se unen en concierto y solo pueden ser escuchados por personas con talento musical, quienes tienen en su alma amor por la música de la ciudad.

 

Abuela y ¿quién los hechizó?

Un brujo que habita en el ocobo más alto de Ibagué. Él  hacía fiestas sin límites en el Parque de la Música destruyendo los espacios de todos, hasta que una noche cinco niños ibaguereños, estudiantes de música; Violeta, Mía, Paula y dos más lo descubrieron y fueron condenados a ser instrumentos para toda la eternidad. Poco a poco la orquesta fue creciendo; más músicos jóvenes y adultos que querían proteger la sala del brujo eran condenados y ahora suena un concierto de muchos instrumentos, pero no he conocido a nadie que pueda escucharlos, solo sumercé y yo mi niña.

 

Abuela y ¿nadie podrá liberarlos de esa condena y derrotar al brujo?

Algún día el elegido o elegida por el destino, los salvará. El brujo solo puede ser derrocado por un ser de luz, de corazón puro, alma valiente y talento musical que sea capaz de enfrentarse con él frente al piano y tocar una pieza que pueda ablandar su corazón.

La niña se quedó pensando si estaría preparada para ello, había estudiado música desde niña, su abuela le había enseñado a tocar lindos bambucos, pasillos, guabinas y vals en su piano.

 

Abuela, según la leyenda, ¿cuándo es el momento adecuado para enfrentarlo?

‘Mija’, dicen que cinco años después de saber la verdad, quien lo enfrente debe estar preparado o ya sabe que se convertirá en un instrumento más. Usted sabe que el piano es exigente y este brujo solo se convencerá si se toca una pieza sin igual.

Pasaban los días y las noches y todas las madrugadas del 23 de mayo la niña escapaba a escuchar el concierto más bello de almas embrujadas, mientras tanto seguía entrenándose en el piano preparando sus propias piezas.

Justo cinco años después, la niña que ahora era una joven, entró segura a la Sala Alberto Castilla a enfrentar al brujo y a tocar sus más nobles piezas, mientras caminaba por los pasillos vio avanzar niños felices, mirando todo con asombro eran decenas de músicos que salían del Conservatorio. Abrió la puerta de sala y en el centro bajo una cortina de flores de ocobo, estaba la abuela quien había derrocado al brujo con la magia de su piano. La joven sonrió feliz, pues era cierto, no había corazón más puro y noble  que el de su abuela quien podría derrocar cualquier mal con la luz de sus ojos.

Credito
EL NUEVO DÍA

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