Jóvenes, cada vez menos expresivos

Para algunos padres resulta complejo soste­ner una conversación con sus hijos y no precisamente porque no lo deseen. Los jóvenes sienten una especie de ‘alergia’ al hablar con ellos, por lo que evitan, a como dé lugar, que sus palabras va­yan más allá de lo necesario, y para conseguirlo han desarrollado la particular costumbre de responder con gruñidos, movimientos de cabeza y monosílabos.

Zoraida Durán, madre de dos jóvenes, lamenta que cuando sus hijas están en casa, en ocasiones, falla en sus intentos por tener una conversación normal con ellas: “Soy yo formulándoles una serie de preguntas sobre su estado de ánimo, el colegio, la universidad, su vida y sólo me responden con monosílabos (sí, no, ajá…). En un mal día para ellas con suerte recibo un lánguido sonido, un ‘normal’, un gesto o un movimiento de su cabeza”.

Esta conducta ‘robótica’ de los jóvenes generalmente se caracteriza porque sucede sólo con los padres. Al relacionarse con sus amigos, los jóvenes hablan sin tapujos y hasta el tiempo les resulta poco para manifestar todo lo que tienen en mente.

De acuerdo con los expertos, esta actitud ‘mecánica’ puede estar relacionada con el hecho de que el joven quiera pensarse y encontrarse consigo mismo y que no quiera responder a muchas de las preguntas que se le hacen; es más, ni siquiera en muchos casos tiene respuestas para sí mismo.

Sin embargo, es importante desarrollar estrategias que posibiliten la proximidad, el contacto y la comunicación con los padres, quienes están llamados a contribuir dando soluciones realistas a los problemas o situaciones de la vida de sus hijos.

BENEFICIOS DE HABLAR CON LOS PADRES
Ayuda a fortalecer la autoestima en la medida en que se puede expresar lo que se siente.

Permite satisfacer la necesidad de reconocimiento, una vez que en la interacción con otras personas manifiesto mis creencias y pensamientos.
Las conversaciones brindan la posibilidad de ayudar a resolver los conflictos.

Permite alcanzar estados de madurez emocional
La comunicación es un elemento de unión, de cohesión entre las personas, nos permite acercarnos a pesar de las diferencias.

Quien se comunica se percibe a sí mismo como parte activa de la sociedad, de un grupo, de la familia. Sostener estados de ‘ensimismamiento’ sólo incrementa la sensación de sentirse desvinculado.

comunicación entre padres e hijos
La comunicación es de reciprocidad. Si un hijo tiene escucha, él también entenderá cuáles son sus límites y cuál es el modelo o pauta de crianza en el que se mueve.

También hay que tener en cuenta que los hijos manifiestan sus miedos, sus angustias si existe un estado de comprensión y una relación ‘afectiva – efectiva’, clara, cercana, de confianza y respeto con los padres.

LA VOZ DEL EXPERTO
Germán Gómez Cepeda
Educador. Director General de la Fundación Tejedores de Afecto
Un punto clave para que los jóvenes se sientan interesados en conversar con sus padres es hablarles de cómo perder el miedo a ser ellos mismos, a pensar por ellos mismos. Y para los papás es fundamental que se conviertan en esos amigos que tienen la capacidad de guiarlos y orientarlos en su búsqueda de identidad.

¿Por qué motivos no hablaría un joven con sus padres o se convertiría en esa especie de robot que sólo ‘emite’ monosílabos? A veces­ somos los padres quienes creamos barreras a una comunicación abierta con los hijos; como lo señala Hellinger: “Los hijos diariamente hacen viajes de amor a sus padres”, esto quiere decir que, de manera natural, ellos buscan comunicarse regularmente con los padres, pero muy posiblemente producto del miedo, la falta de confianza, el sentirse juzgados, criti­cados o condenados frente a lo que sienten o piensan, hace que prefieran el silencio o el asumir actitudes de evasión.

Un ejemplo de estos padres son aquellos que no saben escuchar, consideran que pase lo que pase siempre tienen la razón, aquellos que están cerrados a cualquier argumento que sea contrario a sus propias creencias. En consecuencia, son padres autoritarios, violentos, impositivos y su autoridad es ejercida por la fuerza.

El que los hijos puedan conversar abierta y libremente con sus padres les ayuda a verse a sí mismos como valiosos, y esta valía es el punto de partida para construir una vida plena, autónoma, responsable, libre de limitaciones y de temores, y en caso de algún revés, con la capacidad de aprender de sus errores.

LISTA
Sobre el diálogo con los padres…
1
Piense que hablar es la manera de buscar una solución a sus pro­blemas

2
Si no desea hablar porque está de mal genio o porque no es nada trascendental lo que le sucede, hágaselo saber a su interlocutor.

3
Espere el momento oportuno para po­der decir o expresar lo que ­siente.

4
Busque apoyo o la intermediación de un tercero cuando no se sienta en capacidad de abordar un tema específico.
 
No es necesario retar la autoridad de los padres, siempre el diálogo traerá mejores resultados.

5
Cuando no se sienta en capacidad de hablar, escriba lo que siente o piensa y permita que los padres se enteren.

6
Pierda el miedo de hablar con sus padres y entienda que son los únicos en quienes la incondicionalidad y el amor en todas las circunstancias permanece.

Credito
angélica maría moreno medina

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