Acciones que engrandecen

Dice una conocida frase popular que el sentido de la vida consiste en ver el vaso medio lleno o medio vacío, y en muchas ocasiones las frustraciones del ser humano se centran en dejar pasar las oportunidades de ser feliz.

Sin embargo, es solo cuando se concibe el verdadero significado de la palabra felicidad, que se puede saber que tan lejano se está de ella, y en esa búsqueda aparecen los ‘pellizcos’ reales que enseñan que lo material pierde cualquier valor frente a otras vivencias que tocan el alma de las personas.

Precisamente, fue uno de esos ‘pellizcos’ que motivó a que tanto los periódicos Q`hubo y El Nuevo Día, en cabeza de su gerente Miguel Ángel Villarraga, y la Fundación Zorroza y Suárez liderada por Jaime Zorroza, se unieran por una causa que más que noble es necesaria y urgente: La donación de pañales para los adultos mayores del Jardín de Los Abuelos.

“No podemos ser indiferentes ante las necesidades de unas personas que más que tener años encima, tienen vivencias, momentos y recuerdos, porque en sus espaldas recae nuestra historia y han aportado a nuestra sociedad. Ellos son ahora nuestra causa y queremos que sea también la de muchas otras personas que se vinculen a esta bonita campaña”, dijo sobre el tema Villarraga.

Recordemos que son 164 los ‘abuelitos’ que habitan el Jardín de los Abuelos y de los cuales el 87% necesita usar por los menos cuatro pañales diarios cada uno.

Responsabilidad social

Que sea esta también la oportunidad de invitar a cada persona que lea este artículo a que además de unirse con su donación, sea ‘tocada’ por la intención que tiene este medio de comunicación de recordar la importancia que tienen los adultos mayores en la sociedad y en nuestras familias.

Que no nos de pena saludarlos, tocarles, besarlos y caminar con ellos de la mano, muchos de ellos solo necesitan eso para ser felices, luego de pasar horas sentados solos sin más compañía que sus recuerdos.

Lo más seguro es que les roben un poco más del tiempo que pensó inicialmente regalarles, pero quedará con la satisfacción de aprender un poco más de la vida, de ser mirado con los tiernos ojos de un ‘bebé’ grande, al que los avatares de la vida le arrugaron la piel, pero el agrandaron el corazón.

¡UNÁMONOS POR ELLOS!

Credito
ANGÉLICA MAHECHA QHUBOIBAGUE@GMAIL.COM

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