Con un sentido homenaje, familiares y amigos despidieron al doctor Pablo Isaza

JORGE CUÉLLAR – EL NUEVO DÍA
Sobre las 10 de la mañana de ayer se cumplieron las exequias en la Catedral, del ilustre Pablo Isaza Nieto, que falleció a los 81 años de edad a causa de una fibrosis pulmonar.

El encuentro al que asistieron sus amigos de toda la vida, familiares, su esposa e hijos, el alcalde de Ibagué, Guillermo Alfonso Jaramillo; el exgobernador del Tolima, Luis Carlos Delgado Peñón y personalidades reconocidas de la ciudad, se caracterizó por contar con una gran reflexión en honor a la destacada vida y obra del doctor Isaza.

Caras tristes, pero tranquilas hicieron del ambiente un espacio de paz; todos cantaron a la par con los músicos del Coro eclesiástico, demostrando que a un grande se le despide de la mejor manera.

La eucaristía estuvo presidida por el párroco de la Catedral, el sacerdote Gustavo Vásquez Montoya, quien mencionó que monseñor Flavio Calle Zapata, arzobispo de Ibagué y Miguel Fernando González, obispo Auxiliar, lamentaban el fallecimiento de Isaza, y el no poder estar presentes.

La familia de Isaza pudo sentir el calor humano de los asistentes a la ceremonia, quienes se acercaron a brindar la paz de la manera más fraterna.

 

Sus últimos años

Después de enfrenar dos difíciles años de fibrosis pulmonar, una afección que dificulta la respiración y no permite que la sangre reciba oxígeno suficiente, Isaza descansó a los 81 años de edad.

A pesar de estar débil, nunca dejó a un lado su amor por la escritura, su compromiso con la opinión pública era muy importante, por lo que alcanzó a publicar su última columna el 27 de enero de este año.

 

Para siempre

En la memoria de quienes conocieron, leyeron o admiraron al doctor Isaza, quedará guardado ese espíritu altruista, solidario y risueño que lo caracterizó.

Por lo que al final de la eucaristía algunos asistentes se tomaron el micrófono para dar sus mejores palabras y reconocimientos de despedida.

De esta manera, la primera intervención la desarrolló la Alcaldía de Ibagué, quien en manos del primer mandatario de la ciudad, Guillermo Alfonso Jaramillo, le entregó a Clara Inés Vargas, viuda de Isaza, y a sus hijos Juan Pablo y Ana María, una exaltación póstuma en la que se reconoce la labor efectuada por el doctor en compromiso con el buen desarrollo de Ibagué, y su trabajo por el sector de salud de la región.

“Siempre será recordado por su espíritu de entrega, devoción y construcción social, siendo guía y un luchador incasable por la defensa de los derechos de la salud. Los aportes del doctor Isaza contribuyeron al desarrollo social del país”, se mencionó en el homenaje.

Posteriormente su amigo de toda la vida, Carlos Martínez, rindió un emotivo discurso, en el que admiró su perfil profesional y personal.

“Excelente médico, escritor, historiador y humanista. Un ejemplo de rectitud y fortaleza en el ejercicio de su profesión y en su compromiso con la sociedad. Formó un hermoso hogar con la mujer de toda su vida y entre los dos cumplieron el mandamiento de amarse, respetarse y ayudarse en los momentos de dificultades y tristezas. (...) Fue leal, cercano y compañero honorable, tuve la fortuna de contar con su amistad desde siempre”.

Al homenaje se sumó la exaltación del Hospital Federico Lleras Acosta con su subgerente, la doctora Claudia Echeverry: “El doctor Pablo Isaza Nieto, que en paz descanse, se desempeñó como el primer director del Hospital Federico Lleras Acosta en 1973, demostrando un amplio sentido ético (...) tenía un punto de vista diferente frente a lo que es construcción de ciudadanía”, refirió.

No obstante, su hijo Juan Pablo Isaza agradeció a los presentes por acompañarlos y contó de la admiración por el amor de sus padres: “La parte íntima de Pablo Isaza es una historia muy bonita, se hicieron novios con mi mamá desde muy jóvenes, (...) tenerlo como papá es una inspiración para nosotros, es complicado encontrar una persona en todo el sentido, a favor del servicio público”.

 

Una carta de su nieto

Finalmente, su nieto Pablo José Isaza, quien no pudo asistir a la ceremonia, envió un sentido mensaje en honor a su abuelo: “Pocas veces en nuestras vidas tendremos la fortuna y el honor de tener a alguien que nos ame y nos proteja sin justificar sus esfuerzos con los del prójimo. Nuestro abuelo o “Abo” como aprendimos a llamarlo desde pequeños, fue una de esas pocas personas para mi hermano Sergio y para mí.

El primer recuerdo que tengo de mi Abo es en el Club Campestre de Ibagué, en una cancha de arcilla con líneas chuecas y tres bolas de tenis a medio inflar. Las bolas no eran perfectas, tampoco lo era el clima ni la cancha, pero la sonrisa de mi Abo al ver que yo devolvía su swing sí lo era!. Pies en posición, ojo en la bola y cuerpo listo para responder cualquier combinación de tiro que pudiera mandar. Sus enseñanzas y palabras, sobrepasan la cancha en la que nos encontrábamos y cada día que pasa entiendo más lo que verdaderamente me quería decir.

Mi Abo jugó tenis de la misma manera que vivió su vida, sin importar las dificultades que se le enfrentaron y siendo un caballero en todo momento. Su humor y personalidad viven cada día dentro de nosotros sus nietos y de sus hijos. Me gusta pensar que parte de su ser también vive en cada persona que ayudó y cuidó a lo largo de su carrera como médico. Soy la octava generación con el nombre Pablo en la familia Isaza, nombre que le pasaré a mis hijos, y ellos quizás a los suyos. Les contaré las miles de anécdotas de mi Abo e intentaré mostrarles el mismo amor que él me mostró a mí.

Los recuerdos y sentimientos vivirán siempre en mí corazón, descansa en paz Abo”.

Credito
REDACCIÓN LOCAL

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