Mauricio Lezama: el cineasta al que las balas le segaron la vida

ALFONSO GIRALDO - SEMANA RURAL - EL NUEVO DÍA
Mientras trabajaba en la producción de un cortometraje sobre el conflicto armado, Mauricio Lezama, gestor cultural y consejero departamental de cine de Arauca fue asesinado por dos hombres que le dispararon desde una moto.

Mauricio Lezama lo asesinaron para cobrarle la osadía de enfrentarse varias veces a la violencia en Arauca armado de una cámara de video, un papelógrafo o, cuando su público eran niños, un títere.

Hacía más de 15 años vivía en ese departamento limítrofe con Venezuela, por lo que su acento caleño hacía rato sonaba llanero. Era padre de dos hijos, vivía solo en un apartamento arrendado. Cocinaba, montaba en bicicleta y, desde su trabajo, acostumbraba a arrebatarle vidas al conflicto armado.

“En sus películas, en los talleres que hacía, en las funciones de títeres que se inventaba siempre mostraba la realidad rural de esta tierra. Respondía a las balas con muestras culturales. La paz era su eje narrativo siempre”, dice azarado y triste Adinael Lozano, otro gestor cultural de Arauca.

Ese fue, precisamente, el motor del Primer Festival de Cine de Frontera, un proyecto cultural que lideró Mauricio en el puente internacional José Antonio Páez y al que asistieron más de 400 personas de ambos países. La idea era hacer que el cine creara tejido social y, como dijo él mismo en un video promocional, “proyectara paz en la frontera”.

“Su lucha era la descentralización del cine y el apoyo al rodaje en las regiones, sobre todo en los territorios apartados. Estaba feliz porque era la primera vez que un grupo de Arauca se ganaba la beca del Fondo de Desarrollo Cinematográfico de Relatos Regionales”, dijo Danilo José León, amigo y compañero de proyectos de Mauricio.

En efecto, el pasado jueves hacia las 3 de la tarde dos hombres les dispararon desde una moto a él y a Ricardo Llain mientras ambos se tomaban un par de cervezas en La Esmeralda, un caluroso caserío de no más de tres calles a 20 minutos de Arauquita (Arauca). Hasta allá habían llegado para hacer el casting de ‘Mayo’, el cortometraje en el que empezaban a trabajar. El cuerpo sin vida de Lezama, dicen testigos de la zona, estuvo tirado por más de 6 horas.

‘Mayo’ era la historia de una lideresa que sobrevivió al extermino de la Unión Patriótica y que presenció las últimas horas de vida de su esposo Arsenio, el dueño de la única droguería que había entonces en La Esmeralda y quien había sido señalado de ser colaborador de la guerrilla.

En su cuenta de Instagram, Alfonso Giraldo, otro de sus compañeros de arte y tertulia, deja ver su tristeza. “Cuando la única ideología es matar para demostrar poderío, caen personas valiosas e inocentes (…). Esas balas, disparadas por sospecha, fueron las que acabaron con la vida de un joven inquieto, amigo y vecino”.

Y mientras abundan las preguntas, pero no las respuestas sobre la muerte de Mauricio, en la capital de Arauca amigos, compañeros y vecinos organizan un mural y una marcha para seguir haciendo lo que les enseñó Mauricio: combatir la violencia con arte.

 

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"Su lucha era la descentralización del cine y el apoyo al rodaje en las regiones, sobre todo en los territorios apartados. Estaba feliz porque era la primera vez que un grupo de Arauca se ganaba la beca del Fondo de Desarrollo Cinematográfico de Relatos Regionales", Danilo José León

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SEMANA RURAL

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