La pandemia como escenario para promover la lectura

Crédito: Pixabay.
El Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor declarado por la UNESCO en 1995, conmemora los decesos de Miguel Cervantes Saavedra, William Shakespeare y de Inca Garcilaso de la Vega en 1616 y resalta además, la importancia del idioma que se conserva y transmite desde la oralidad, la escritura y por supuesto la lectura.
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Por ello, UNESCO ha iniciado una serie de eventos para celebrar durante todo el año, el valor de la palabra escrita y el fomento de su lectura para incentivar el conocimiento, desarrollar competencias como el pensamiento crítico, la comunicación escrita y oral, la creatividad, la atención y la concentración, entre otras.

Pero en estos tiempos, ¿cómo animar a los niños, jóvenes y adultos a leer cuando hoy se está en constante contacto con las redes sociales, la atención es momentánea y se cuenta con menos tiempo?

Los cambios vertiginosos del contexto actual han llevado en ocasiones, a darle mayor relevancia a textos cortos e informativos que a las lecturas de varias páginas y libros, por supuesto. La comunicación se ha ajustado a la brevedad e inmediatez que invitan las redes sociales, siendo un reto el buen empleo del idioma, con ortografía, gramática y sintaxis, poco empleados en WhatsApp y Twitter y lastimosamente, innecesarios en Facebook, Instagram y TikTok.

En todo caso, no se puede negar que las redes sociales que se han convertido en parte de la vida diaria, tienen sus propias formas de expresión y de alguna manera, de extensión del idioma. Esto ha llevado a los académicos a estudiarlas y buscar su aprovechamiento a favor del aprendizaje, como en los recientes artículos de Chatterjee, Rana y Dwivendi (2020) y Naeem (2019), más aún cuando en las mismas se encuentran variadas formas de expresión marcadas por las culturas, regiones, tendencias religiosas, políticas, de género, entre otras.

Sin embargo, estas redes no reemplazan el conocimiento que se logra con la lectura, la cual debe fomentarse con mayor ahínco en países como Colombia, cuyas cifras de lectura están por debajo de otros países de la región. De acuerdo con las cifras del Boletín Técnico de la Encuesta Nacional de Lectura del DANE, se lee en promedio 2.7 libros al año por persona, mientras que en países como Chile, en promedio se leen 5 libros por año.

De acuerdo con la Cámara Colombiana del Libro, durante la pandemia en Colombia aumentaron las ventas online de libros en un 300% con respecto al 2019, demostrando que varias librerías se ajustaron a las nuevas condiciones y pudieron mantener sus servicios de venta, sin embargo, las ventas de libros en total disminuyeron en un 20%. Se requerirá entonces que más adelante se analicen los impactos de dicha tendencia durante 2020 y 2021, en el posible aumento de libros por lector e incluso, en la aparición de nuevos lectores.

De tal forma, Internet ha fomentado que el acceso a los libros bien sea por la compra online o por versiones legales gratuitas, llegue a una mayor cantidad de personas. Durante la pandemia grandes editoriales han liberado colecciones y títulos para acceso gratuito, luego obras universales y textos especializados han estado al alcance de muchos, así como las posibilidades que ofrecen los préstamos bibliotecarios. 

Infortunadamente dicho privilegio no lo ha tenido la población que tiene recursos escasos y por ende no cuenta con Internet ni mucho menos con libros, la cual, según Unesco, aumenta cada día por cuenta de la pandemia, calculándose que más de 100 mil niños tendrán deficiencias en lectura en los próximos años.

Entonces, ¿cómo motivarlos a leer?, sin duda un escenario ideal para hacerlo es precisamente el actual, donde las instituciones de educación y los padres, pueden aprovechar el confinamiento para que los niños y jóvenes lean en casa, que dediquen menos tiempo a las redes sociales y más a la lectura y a la escritura, se promuevan debates y clubes de lectura en grupo y familiares que, a la vez, aumentan las competencias orales y argumentativas.

En casa se debe leer con constancia, no sólo por ser ejemplo para nuestros hijos y estudiantes sino además, por el gusto mismo que da la lectura, la posibilidad de ver la vida con otro ojos y con otras experiencias, recorrer caminos inexplorados y vivir vidas desconocidas. La inmensa posibilidad que genera la lectura en el desarrollo de personas con pensamiento crítico, riqueza en sus visiones, cultura  y conocimiento, es hoy más relevante que nunca.

Credito
Martha Castellanos

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