Papás, ¡no inventen!

De la típica e inocente piñata, donde los niños bailaban con las canciones infantiles y el gran acontecimiento consistía en ser el más rápido para alcanzar los dulces, se pasó a la ‘chiquiteca’, ‘pisciteca’ –piscina discoteca- y a la fiesta-spa, invenciones de los adultos que en algunas ocasiones pueden resultar contraproducentes para los niños.

“Durante la infancia los niños establecen sus actitudes, pueden considerarse buenos o malos, hábiles o torpes, felices o infelices, etc. También en esta etapa, los niños adquieren hábitos emocionales que coinciden con la visión que tienen de ellos mismos, se comportan siguiendo ciertas líneas y son tomados por los adultos como tales”, explica la psicóloga Claudia Mendoza Ramírez.

Estas fiestas y la promoción por parte de los adultos de actividades que rivalizan con las etapas del crecimiento de los niños, pueden provocar en ellos estrés social y una banalización de las emociones.

“Es verdad que hoy los niños crecen más rápido, pero los padres y adultos en general deberíamos promover el respeto por cada etapa del desarrollo, y por esa inocencia en la forma de divertirse”, explica Lucía Perea, psicóloga juvenil.

Además, la psicóloga asegura que algunas de las actividades que se promueven ahora, como la fiesta-spa, conmina a los niños y adolescentes a que sean todos iguales.


“Si estas actividades se organizan con frecuencia y son las únicas y principales en el desarrollo social del niño o del joven, lo que se está consiguiendo es que se convierta en uno más de sus amigos, sin explorar sus posibilidades interiores, lo que además les añade un gran estrés social porque deben cumplir con expectativas que les han impuesto”, puntualiza Perea.


La recomendación de los psicólogos es que se permita a los niños y jóvenes explorar diferentes actividades que les faciliten el desarrollo de su personalidad en diferentes campos.


“Vale la pena que los padres, además de llevarlos a la ‘chiquiteca’ cuando ésta sea conveniente para su edad, susciten en ellos el interés por el ejercicio, por el juego lúdico y social, por la lectura en conjunto con amigos, por el cine, por otras actividades que complementen su desarrollo”, explica Vladimir Campo, psicoterapeuta de niños y jóvenes.

Preguntas y respuestas

Paola Camargo
Psicóloga
www.camarademediacion.com
¿Cómo  deben comportarse en cada etapa los niños?
“Los niños deben cumplir el objetivo central de cada estadio que está viviendo y los padres deben fomentar que los juegos y el desarrollo propio de ese estadio se fomente en los diferentes ambientes del hogar. Por ejemplo, el sentido básico de confianza que debe tener  un lactante se lo proporcionan los padres al crearle el ambiente adecuado. También son una ayuda las señales  que nos dan los niños; señales que caracterizan cada etapa, pero teniendo en cuenta que cada niño es un mundo. Es normal que un niño de 4 años no cese de hacer preguntas porque tiene una necesidad propia de explorar el mundo y esta ávido por conocerlo, en cambio un niño de 7 años se caracteriza por su fantasía e imaginación, que se verá reflejada en juegos, historias y también en viajes imaginarios”.

¿Cómo promover el disfrute de cada etapa sin forzarlos a crecer?

“La percepción que los padres tengan de los hijos como seres que están cambiando y evolucionando y no como adultos en miniatura, favorece la salud mental de toda la familia y enriquece la individualidad del niño. Fomentar un ambiente en el que los niños puedan elegir las actividades y estimular sus intereses les permite crecer con una actitud positiva ante la vida. Serán personas perceptivas, interesadas en lo que sucede a su alrededor, abiertas al cambio, con valores claros y fácilmente traducibles en metas u objetivos, además de ser personas que dominan su carácter, seguras, con iniciativa y deseo de liderazgo. Fomentar la comunicación es otro elemento muy importante”.

¿Cuándo los niños pueden empezar a hacer cosas de adultos como ir a fiestas y otros eventos sociales?

“De acuerdo al propio desarrollo, interés y llamado interior del niño.  Pero siempre ayudado, orientado y acompañado por sus padres. En un ambiente de autoexpresión y libre”.

¿Cómo ha cambiado el crecimiento de los niños en ésta época con relación a las anteriores?

“Lo que vemos en los niños de hoy es mucha precocidad, dominio de muchos lenguajes tecnológicos y una percepción más integral del mundo. Han quemado en menos tiempo las etapas de sus padres y abuelos”.

LA VOZ DEL EXPERTO
Sebastián León
Psicólogo Infantil
 â€œNo existe norma universal al respecto. Sin embargo, es posible señalar que en la primera infancia el foco está puesto en la consolidación de los primeros vínculos familiares y en la exploración del cuerpo; en la etapa de latencia, el acento estará puesto en las nuevas experiencias escolares vinculadas con el aprendizaje y la socialización. En la pubertad reaparece la preocupación por el cuerpo a partir de la metamorfosis hormonal, mientras que en la adolescencia el interés principal es la búsqueda de la propia identidad, tomando distancia de los referentes familiares y buscando espacios de contención grupal en las amistades.

 â€œEs posible aludir a la salud mental como la capacidad de vivir la etapa presente de manera personal y creativa. Si un niño de diez años parece emocionalmente de cinco ó 15, es plausible que esté presentando dificultades emocionales y/o relacionales. El apego seguro, la confianza interpersonal y -en términos generales- una equilibrada combinación de amor incondicional y límites claros por parte de las figuras significativas, promueve el disfrute de cada etapa sin forzarlos a crecer y sin exigir, tampoco, que no crezcan.


Hay variabilidad familiar y cultural, pero es posible afirmar que se trata de inicios graduales que comienzan en la transición entre la etapa de lactancia y la pubertad.


Los niños del siglo XXI son ‘nativos digitales’: han nacido en un mundo tecnológicamente mediado, lo cual aporta innumerables herramientas al aprendizaje y a las relaciones interpersonales, si bien es necesario que los padres estén atentos tanto a evitar el potencial aislamiento de sus hijos, como a reforzar los vínculos presenciales y el contacto con el entorno natural y social”.


Los niños y adolescentes están creciendo más rápido de lo que solían hacerlo y no todo es consecuencia de la tecnología. Algunos padres fomentan en sus hijos un estilo de vida adulto, lleno de compromisos y estrés social.

Credito
EL NUEVO DÍA

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