En casa de Juan Camilo hay una eterna pelea. Su padre, conservador, reprueba su corte de cabello y su forma de vestir. Su hermano mayor critica a sus amigos, las reuniones que hacen e incluso sus temas de conversación.

Según él, en su casa la única que parece apoyarlo es su mamá. “Ella trata de entenderme, pero a veces también se sienta y me dice que debería ir menos contra la corriente”.

Camilo Cifuentes, psicólogo de la Universidad de la Sabana y especialista en adolescentes y jóvenes, asegura que lo que realmente debe existir es un equilibrio. “Los padres deben orientar a los jóvenes en cuanto a valores y a lo que significa tener un propósito de vida y, a su vez, respetar la identidad de cada adolescente”.

Pero los chicos también tienen responsabilidades. Según Cifuentes, su deber es ser coherentes con su proceso de identidad y trabajar todos los días por permanecer enfocado en sus metas.

Juan Camilo, que tiene 17 años, y su mejor amigo, Julián, de 18, viven una situación similar. “En mi casa mi mamá no comprende por qué sólo quiero comprar zapatos negros en  mi guardarropa o porqué quiero tener un BlackBerry o un iPhone”.

Cifuentes asegura que los chicos también deben aprender a negociar con los padres. “Estamos acostumbrados a que los padres deben ceder, pero es importante que los chicos también vean que hay que negociar con ellos, explicarles su punto de vista y ceder también, porque además de zapatos negros, también necesitarán una que otra zapatilla formal”, explica el psicólogo, con respecto al caso de Julián.

El caso de Mariana, de 16 años y amiga de Julián y Juan Camilo, se torna un poco más complejo, porque su apariencia es completamente diferente a la de sus compañeras de colegio. “Piensan que soy una renegada o algo así, o que soy una emo, pero yo me siento bien vestida así, no hay nada más allá de eso”.

El psicólogo explica que antes de juzgarse entre unos y otros es importante escucharse. “En muchas ocasiones la imagen externa de los jóvenes es simplemente un referente, no ­significa que por tener una vestimenta diferente no tenga un proyecto de vida. Por otro lado, también ella debe comprender que cuando emprenda sus metas, como una carrera profesional, debe estar preparada para ceder un poco y modificar esa imagen externa cuando sea requerido”.

Lo importante, según Camilo Cifuentes, es que los jóvenes aprendan que su imagen es su identidad y que hay que cuidarla.

HISTORIA DE VIDA
“Yo quería ser como mis compañeros de clase más populares. Quería ir a piques de motocicletas y quería fumar y beber, ir a las fiestas más comentadas e ir en todas mis vacaciones a Estados Unidos”, comenta David*, quien hoy tiene 21 años y acaba de graduarse de la carrera de Negocios Internacionales en una universidad de Bogotá.

David está de vacaciones en Bucaramanga y asegura estar preocupado por su hermano menor, de 15 años. “Ahora él quiere hacerse cortes de cabello que escandalizan aún más a mis padres y se la pasa todo el día en Internet y Facebook. Dice mentiras y se comporta diferente en la casa y diferente afuera, con sus amigos”, explica David.

David reconoce que ese también fue su comportamiento hace apenas seis años y que encontrar su identidad fue muy difícil. “Empecé a pensar que los piques me hacían ser la persona que yo quería ser. Tuve un accidente grave, por poco pierdo las piernas y fue ahí cuando me di cuenta de que para ser yo y mantener mi imagen ante mis amigos, no necesitaba llegar a esos extremos.

Curiosamente, David dice que esta experiencia que vivió a los 16 años, antes de comenzar su carrera en Bogotá, le sirvió para construir su identidad de manera más responsable.

“Al principio mis padres me tenían muy vigilado, pero yo mismo me había dado cuenta ya de que yo me sentía mejor siendo responsable. La vida en cualquier ciudad para un universitario está llena de presiones: fumar, beber y ser promiscuo. Pero yo escogí ser juicioso y encontré un grupo social también, pude encajar y sentirme bien”, cuenta.

LA VOZ DEL EXPERTO
Marcela álvarez
Psicóloga
Construyendo una identidad
Según la psicóloga Marcela Álvarez, los siguientes son los aspectos que conforman la búsqueda de identidad de los adolescentes y jóvenes:

1. Identidad sexual o de género: implica asumir las cuestiones inherentes al sexo biológico, la feminidad, la masculinidad, el rol como hombre, como mujer, y como tales en relación al otro.

2. Identidad física: Implica aceptar el propio cuerpo, y de este en rela­ción con el otro. De hecho en los trastornos­ alimentarios bulimia, anorexia, obesi­dad, vemos cómo el cuerpo es algo que genera vergüenza, rechazo y sentimientos de culpa (casos de abuso sexual). Por ello se evita el mostrarlo (usar ropas de talles más grandes, o que no marquen la silueta, aún cuando se sea delgado, en hombres no usar shorts, sino pantalones largos, he visto casos de soriasis, en donde se usan hasta camisas de manga larga por la vergüenza, que es también un gran dolor de mostrar el cuerpo).

3.  Psicológica: Sentimientos autoestimativos, resolución de conflictivas familiares, tipos de actitud, control y manejo de los impulsos instintuales, agresivos emocionales. Autoconoci­miento: quién soy, quién quiero ser, cómo serlo. Estructura de personalidad, dinámicas inconscientes.

4. Social: Grupo social de pertenencia (clase social), religioso, grupos secundarios de interacción (amigos, compañeros de estudio, trabajo). Los grupos sociales actúan como redes de apoyo y de sostenimiento o marco de referencia para el sujeto.

5. Moral: Valores, códigos de ética personal, (a veces la religión actúa como proveedor de códigos de moral, lo que está bien y no hacer) también las pautas sociales y culturales.

6.  Ideológica: Filosofía de vida. Creencias.

7.  Vocacional: Proyecto de vida, rea­lización de una vocación o descubri­miento de lo que quiero hacer y ser en cuanto a profesión y ocupación.

Preguntas y respuestas
CAMILO CIFUENTES
Psicólogo, especialista en jóvenes
Universidad de La Sabana
¿Cómo pueden los jóvenes cuidar su imagen sin que sientan que están perdiendo su identidad?
“Lo importante es que los chicos entiendan que en algunos momentos tendrán que ceder, pero no tiene que ser tomado como algo radicalmente malo. Usualmente los chicos tienden a luchar por defender su identidad y eso está bien, siempre y ­cuando vaya en concordancia con su proyecto de vida”.

¿Cuándo puede entrar en conflicto esa identidad con su proyecto de vida?
“Cuando no tienen metas claras porque, precisamente, no tienen definida aún esa identidad. Cuando sienten que aún nada se acomoda a ellos, vale la pena experimentar dentro de los rangos de autocuidado y respeto por el otro, por los valores y por su familia”.

¿Qué pueden permitir o no los padres y cuánto deben ceder o no?
“La comunicación es la base para contes­tar esta pregunta. Si la identidad del joven atenta contra algún integrante de la fami­lia o de la sociedad, o falta al autocuidado con su propia persona, es entonces cuando hay que poner un freno, porque es posible que el mismo joven no lo vea”.

¿En qué casos particulares hay que detener estos comportamientos?
“Los mismos chicos deben reflexionar­ sobre esto: la obsesión por el peso, la bulimia y la anorexia, la promiscuidad,­ el chico que cree que su identidad es andar con muchas chicas, lastimarse a sí mismo o acosar a los demás, son comportamientos que no dan identidad y que, además, lesionan la imagen del adolescente y del joven”.