“No me hagan pasar ese oso”

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Un ‘oso’ puede resultar algo inolvidable si los padres nos regañan delante de nuestros amigos. Pero, por otro lado, todo sería más fácil si cumplimos con lo que prometimos y nos evitamos la furia y el posible oso que nos pueden hacer pasar.

Es cierto. Da mucha rabia que a las 12:00 de la noche el adolescente no esté en la puerta de la casa, después de que lo prometió fervientemente solo para poder ir a la famosa fiesta con sus amigos. Pero ir hasta el lugar del encuentro, amenazar al dueño de la casa con la policía y entrar a codazos por entre los jóvenes para sacar de una oreja a su hijo, puede representar un gran oso. ¡Una verdadera vergüenza! Para los muchachos y solo desencadenará en peleas y remordimientos por llegar a tales extremos.

“Yo comprendo que mi mamá se preocupa si no llego a la hora que le dije o si no le contesto el celular, pero es que llegar hasta la casa de mis amigos y ponerse a pitar hasta que saca a todos los vecinos de quicio tampoco está bien”, asegura Iván, de 17 años.

Por el lado de los padres también hay argumentos. María Clara no entiende por qué los chicos no cumplen con su palabra. “Si dicen que llegarán a una cierta hora o que harán ciertas cosas, ¿por qué no las hacen? Así los padres tendríamos confianza en ellos”.

Punto a favor de los padres, no se puede negar. Sin embargo, existen otros castigos más efectivos y menos vergonzosos que ese oso que algunos padres nos hicieron pasar cuando estábamos con el chico (a) que nos gusta y entra mamá para enviarnos a lavar la loza, como habíamos prometido el día anterior. ¡Qué oso!

LA VOZ DEL EXPERTO

Carolina dulcey
Psicóloga

“Las reacciones apresuradas de los padres, como ir a una fiesta y llevarse al hijo del brazo o cosas así, tienen como fin hacerles entender que habrá consecuencias por no cumplir con lo que quedó estipulado. Este comportamiento es más común de lo que se cree en los padres, porque es una especie de revancha y es muy fácil para ellos dejarse llevar por la rabia. Sin embargo, existen varias razones para evitar este comportamiento. El primero es que genera más resentimientos que soluciones y segundo, en consulta se ha notado que la respuesta de los adolecentes luego de un comportamiento de este tipo por parte de los padres es utilizar la mentira para salvarse de un posible próximo oso. Aunque da rabia, el castigo público debe controlarse. Lo mejor es establecer castigos claros, precisos y que hagan ver que los padres son seres adultos, que imponen las reglas porque tienen razón”.

Credito
BELKYS P. ESTEBAN

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