1. Jungle Speed: un tótem de madera en el centro de la mesa y 80 cartas, con formas y colores, distribuidas entre todos los jugadores. Levántalas rápidamente y si hay coincidencias con las de los demás, debes ser el más rápido en coger el tótem para librarte de tus cartas. Gana el primero que se queda sin cartas pero, cuidado, los errores penalizan.

2. Blokus: los jugadores tratan de poner sus piezas geométricas dentro del tablero, bloqueando a los oponentes y aprovechando los huecos libres. Para ello, deben cumplir unas reglas de colocación que se interpretan fácilmente, pero que, al mismo tiempo, dan mucho juego. Gana quién más fichas ubique en el tablero.

3. Carcassonne: Lo más hermoso es que carece de tablero, éste lo van formando los jugadores a medida que ponen losetas, por lo que todas las partidas son diferentes. Las losetas, con bonitas ilustraciones medievales (ciudades amuralladas, claustros, praderas…), se ubican cumpliendo unas reglas de continuidad y forman zonas que los jugadores pueden conquistar. Pero esas conquistas son limitadas y hay que jugar estratégicamente para conseguir la mayor cantidad de puntos posible.

4. Rummy: la genialidad del Rummy radica en que las fichas de las mesa están a disposición de todos, que pueden recolocarlas y combinarlas como mejor les venga, para deshacerse de más fichas de la mano. Un proceso que requiere de concentración y obliga a usar la cabeza.