No confíes: no abuses de los medicamentos

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Los opioides son considerados la piedra angular para el tratamiento del dolor moderado a severo. Sin embargo, están entre los fármacos más utilizados con fines no médicos por los sentimientos de euforia y relajación que producen, muy similares a los de la heroína

Belkys p. esteban

No porque sean legales y los adultos los consuman para combatir, particularmente, el dolor, significa que si empiezas a usarlos para divertirte no vayas a terminar muy mal.

Los medicamentos como los analgésicos derivados del opio son usados por los adolescentes y jóvenes como si fueran cualquier tipo de droga con la cual pasar un rato: abusan del beneficio que pueden causar para quien tiene un padecimiento.

Pero, aunque creas que puedes usarlas en una dosis baja sin que pase nada, el juego a la larga te va enredar como una telaraña de la cual te será difícil salir.

¿Por qué?

“Los analgésicos derivados del opio si se toman sin control, generan dependiencia y cada vez se necesitará una dosis más alta para combatir el mal que están tratando, porque el cerebro se acostumbra”, explica el médico Ronald Díaz.

Por eso es mejor que lo sepas: abusar de los medicamentos y usarlos para drogarte, te llevará por la misma senda que lo harían drogas como la heroína y la cocaína. Un día, dependerás tanto de ellas, que tu vida no tendrá sentido. Y salir de allí es muy difícil. Ten cuidado.

“Aunque en Colombia el abuso de medicamentos de prescripción aún no es un problema de salud pública como sucede en Estados Unidos, lo cierto es que podría llegar a serlo si sigue la tendencia”, comenta Efrén Martínez, director del Colectivo Aquí y Ahora, especializado en el tratamiento y la prevención del consumo.

“Por eso, es urgente la adopción de medidas necesarias para su prevención”, puntualiza.

Lo que hace el abuso de medicamentos

Ronald díaz Médico

El abuso de medicamentos puede causar en tu cuerpo y tu mente:

• Aumento o disminución del apetito, cambios en los hábitos alimenticios, inexplicable pérdida o aumento de peso.

• Olor a la sustancia en el aliento, el cuerpo o la ropa.

• Hiperactividad extrema; plática excesiva.

• Cambio de actividades; pérdida de interés por cosas que antes eran importantes.

• Cambios en los hábitos domésticos; pérdida de interés por la familia y por las actividades familiares.

• Dificultad para prestar atención; tendencia al olvido.

• Falta de motivación, energía, autoestima o disciplina; aburrimiento; actitud tipo “No me importa”.

• Actitud defensiva, rabietas, actitud rencorosa (todo son discusiones).

• Cambios de humor inexplicables, irritabilidad o nerviosismo; carácter violento o comportamiento extraño.

• Aturdimiento inexplicable.

• Paranoia, desconfianza.

• Necesidad excesiva de intimidad: mantener las puertas cerradas con o sin llave, no dejar que nadie entre.

• Comportamiento reservado o desconfiado.

• Accidentes de tráfico, “topetones”, accidentes domésticos.

• Cambio en los hábitos de higiene personal.

• Visitas al médico ?varias citas con distintos médicos para abastecerse de medicamentos?.

Efrén Martínez Especialista en Adicciones y Farmacodependiencia

¿Qué significa que los jóvenes estén consumiendo drogas con fines recreativos y, particularmente, los opiáceos legales?

“Que los jóvenes estén consumiendo drogas con fines recreativos y especialmente opiáceos, significa que estamos en una época de pérdida de sentido, en donde se tergiversan los usos de las cosas y la razón de ser de las mismas, pues algo que se crea y se desarrolla con un fin noble y humanitario, como el de evitar el dolor de muchas personas, empieza a usarse para adormecer la vida normal y cotidiana de muchos jóvenes que, en medio del tedio, la pérdida de la tendencia al esfuerzo humano y la búsqueda de sensaciones, terminan experimentando con sustancias que mal manejadas tienen un potencial de adicción muy serio que puede terminar dañándoles la vida”.

¿Cómo se produce el abuso de estas drogas?

“La búsqueda de placer, el descuido de los padres y la fácil accesibilidad a las sustancias hacen que sea relativamente viable tener estos consumos. Lamentablemente Colombia no cuenta con medicamentos opiáceos más seguros, ni con la información suficiente en las comunidades, aún no tenemos tecnologías como las de otros países, en donde es difícil triturar una pastilla para consumirla por una vía de administración más delicada, y además, estamos más preocupados en Colombia por legalizar la marihuana con fines terapéuticos (incluyendo el manejo del dolor), en lugar de regular mejor y trabajar con más fuerza con sustancias que tienen más evidencia médica y que ya están legalizadas, como el caso de los opioides”.

¿Qué daño hacen al organismo?

“El proceso de adicción suele iniciarse en los hogares donde los medicamentos se dejan a la mano de los menores de edad, si bien es posible que por una iatrogenia médica pueda darse el abuso, en el caso de los jóvenes, el mismo proviene del acceso en las mesitas de noche de los familiares. Una vez se experimenta los efectos de la sustancia, las ganancias obtenidas en medio del mismo, de la mano de cierta vulnerabilidad personal, generan el deseo de repetir la ingesta, disminuyendo la percepción de riesgo y las influencias normativas, de esa manera los jóvenes pasan a una etapa de uso en donde generan asociaciones entre el consumo y ciertas actividades; sin embargo, en el caso específico de los opiáceos, la adicción biológica es muy fuerte, motivo por el cual la tolerancia y el síndrome de abstinencia aparecen pronto, encontrándose ya en una etapa de abuso en donde los efectos placenteros no son tan importantes como la conducta de consumir para disminuir los efectos displacenteros del síndrome de abstinencia. El daño siempre será más grave en la medida en que más joven sea la persona y de los métodos de administración que utilice”.

¿Cómo saber que ya se ha hecho adicto a este tipo de drogas?

“Generalmente la adicción suele descubrirse a través de la presencia de tolerancia (mayor cantidad de consumo para alcanzar el mismo efecto) y presencia de síndrome de abstinencia (rinorrea, lagrimeo, piel de gallina, dolores musculares, dificultad para dormir, sudoración), sin embargo, la adicción es un proceso y no podemos decir simplemente ya es adicto o aún no es adicto, lo que podemos decir más bien, es que la persona cada vez más pierde libertad, se ensimisma y aísla de los demás, y aunque no está experimentando un gran síndrome de abstinencia, si está malogrando su vida. Huyendo de un dolor se mete en un camino lleno de sufrimientos. Que algo sea medicinal no quiere decir que mal manejado o mal utilizado no tengo efectos potencialmente dañinos para la vida humana”.

Testimonio

Carlos Prieto Exadicto a la metadona

Carlos Prieto es un joven de 24 años, en proceso de rehabilitación, quien durante siete años abusó de las metadonas para usarlas con fines recreativos. Su testimonio te va a ayudar a pensar un poco más:

“A los 16 años fui adonde un psiquiatra porque tenía problemas con la heroína, no la podía dejar, me sentía muy mal. Me dijo que había un medicamento, las metas, que me podían ayudar y me dijo que me internara porque me tenían que dar el medicamento controlado. Me interné ahí y tenía que tomármela durante dos meses. Supuestamente me lo tenía que dar mi abuelita, pero yo me lo tomaba. Y cuando deje de tomarla, me di cuenta de que me producía los mismos efectos de no consumir la heroína.

Los efectos que me producía la metadona eran cólico, escalofríos, insomnio, dolor de huesos y músculos, y me lloriqueaban los ojos y la nariz.

Luego me di cuenta de que si tomaba bajas dosis no me pasaba nada, entonces aumentaba la dosis para tener un mejor efecto.

En un momento yo peleé con mi psiquiatra y para conseguir la droga, lo hacía en la calle o con mis amigos, pero salía más cara.

Yo siempre he querido dejar la metadona, porque es muy tedioso depender de algo para dormir, para estar bien”.

Credito
EL NUEVO DÍA

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