Proteger sin sobreproteger

Psicólogos y especialistas en el tema definen la sobreprotección infantil como exceso de cuidado en los niños para evitar de manera exagerada que se hagan daño.

La labor de los padres de familia frente a sus hijos radica en generar un ambiente propicio en su día a día, ofreciéndoles todos los mecanismos necesarios para que logren un crecimiento óptimo y adecuado.

Aunque para llegar a este fin es necesario estar pendientes de ellos, protegerlos y nunca descuidarlos, otra cosa es traspasar la línea delgada de la sobreprotección.

Un error usual en los padres primerizos es considerar que ellos son los únicos que les pueden brindar protección y seguridad a sus pequeños, pensando en que el entorno que los rodea está cargado de peligros, riesgos y conflictos que los pueden herir.

Hay que decir que sobreproteger solo siembra consecuencias negativas en los menores, formando seres humanos inseguros, incapaces de tomar decisiones, con pocas habilidades sociales, sin la capacidad de velar por su protección y con enfermedades psicológicas y traumáticas, difíciles de superar.

Tenga cuidado con esto y recuerde que después de los primeros meses de vida del infante debe ayudarlo a que enfrente condiciones de riesgos, dolor o sufrimientos, aquellos que son leves y solo los afecta de manera momentánea o pasajera.

Si se cae, se golpea o comienza a llorar, no debe consentirlo de manera inmediata o exagerada. Mucho menos debe alarmarse porque con esto no formará ningún tipo de autonomía en los menores, causando frustración en los chiquillos.

La voz del experto 

El portal Centro de Psicología Almabel define la sobreprotección infantil como la situación en la que el padre se hace responsable de todos los daños que pueden perjudicar al niño, sean leves o abruptos. En el caso de cuando son bebés, los progenitores se anticipan a sus necesidades fisiológicas y físicas, muchos les dan de comer antes de tiempo, los abrigan sin tener frío, no los dejan caminar o jugar si ellos no están allí. Esto lo hacen pensando en que no desean por nada del mundo que se hagan algún tipo de daño.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Miguel Ángel Cárdenas, Psicólogo de familia

¿En qué momento se ha pasado de proteger a sobreproteger?

“Esto tiene que ver con cada caso en particular y con la necesidad afectiva de independencia que tenga cada padre. Aunque la sobreprotección se puede identificar a partir de esa sensación en la que hay ‘sobreinvolucración’ en las decisiones de los hijos. Esto se da cuando se asumen responsabilidades de ellos, cuando los limitan en la posibilidad de relacionarse con otras personas, cuando el padre es absorbente y no deja que ellos hagan otras actividades si no es con ellos”.

¿Cuáles son los síntomas de sobreprotección infantil?

“Cuando los hijos presentan irritabilidad, baja tolerancia ante la frustración, dificultad para controlar una situación, falta de establecimiento en las relaciones interpersonales, búsqueda constante de aprobación por parte de los adultos, quiere decir que han recibido sobreprotección por parte de sus allegados. También es común que se presente sobreprotección infantil cuando los pequeños presenten dificultad por acatar normas, presentando inconvenientes de disciplina en el jardín o el colegio”.

¿Desde qué edad se debe permitir que se enfrenten por sí solos a ciertas situaciones?

“Esto se debe hacer desde siempre, hay que permitirle al niño la posibilidad del fracaso o no satisfacción de las necesidades, sin que sea abandonado o desamparado. Cuando los niños aprenden a caminar y caen al suelo, hay que permitírselo porque ellos allí experimentan errores, situaciones difíciles y aprenden a enfrentarse a esas pequeñas dificultades. Allí es cuando entra el temor de los padres a que se pegue y se golpeen. Hay que tener presente que una buena medida es que el niño viva esto para que aprenda a solucionar circunstancias en un futuro”. 

Cuidar o sobreproteger a un hijo

¿Estaré sobreprotegiendo a mi hija de solo 13 años cuando limito sus salidas con sus amigas dada mi preocupación porque le llegue a pasar algo? Ellas se reúnen en casa de compañeras de colegio o van a un centro comercial. Sin embargo, mis temores me llevan a negar esos permisos. Mi esposo dice que no me haga películas en mi cabeza que la niña hay que darle libertad, permitirle compartir con otras personas porque ya creció. Mi hija no habla de novios o cosas de esas, ella es muy centrada y madura para su edad. Incluso, cuando niego las salidas, me dice que debo confiar en ella. 

Por favor, espero su opinión. 

Respuesta 

Estimada señora: El cuidado de los hijos es normal cuando siendo muy pequeños requieren de atención permanente por parte de sus progenitores, especialmente de mamá. A medida que van creciendo deben adquirir la facultad de gobernarse a sí mismos, es decir, ¡poseer autonomía! Luego, con el paso de los años, lograrán su independencia, lo que representa poder tomar decisiones sin depender de progenitores o de terceras personas. 

Tomen conciencia sobre la importancia de permitir a su hija descubrir el mundo que le rodea, obviamente con el acompañamiento cercano de ustedes, hablando con ella, sabiéndole escuchar, exaltando sus cualidades, valorando y sus aciertos y exigiendo el cumplimiento responsable de sus compromisos familiares y académicos. Así debe ser. 

Reflexión 

A un hijo se cuida y apoya desde temprana edad sin sobreprotegerlo, consolidando en él a medida que crece su autonomía e independencia. 

Exijan con firmeza y flexibilidad para que siendo adultos logren asumir su libertad con el uso de la razón, impulsando la voluntad a obrar buscando siempre lo bueno, justo y verdadero. 

Las primeras salidas de un hijo pueden desencadenar ansiedad y preocupación en los padres, lo cual se considera normal. Sin embargo, dejarlos salir solos implica darles la oportunidad de asumir compromisos y demostrar la solidez que han adquirido en su formación tanto en el hogar como en su colegio. 

Papá y mamá tendrán presente como “soltar la cuerda” ni mucho, ni poquito, en adecuada medida, sin que se dañe…menos, ¡que se pierda! 

La cercanía entre padres e hijos a través de una comunicación adecuada permite afianzar en los chicos su autonomía e independencia, creando las condiciones para establecer buenas relaciones, pensar antes de actuar y tomar buenas decisiones. 

Credito
LILIANA MARCELA VEGA GÓMEZ

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