El mal genio no es sano para el espíritu

Hay gente que no se aguanta ni ella misma y, con su mal genio convierte el entorno en algo áspero y duro.

Hago referencia a todas esas personas que, por lo general, se estrellan con los demás por no controlar sus emociones negativas.

Eso se da porque, de manera desafortunada, muchos viven en un ambiente agresivo y de reacciones impulsivas.

Casi que se podría decir que pedirle un gesto amable a ese tipo de gente hoy es una osadía porque las condiciones de vida en lo económico, lo social y lo político, sumadas a la violencia cotidiana, invitan a responder siempre con una piedra en la mano.

En el tema médico hay otros factores que disparan la agresividad, tales como el consumo de sustancias sicoactivas y de bebidas alcohólicas o adictivas que estimulan el Sistema Nervioso Central y convierten a una persona en alguien más reactivo.

¡Ojo amargados!

El mal humor de ustedes nos pega a todos. Es más, a ustedes, aunque no lo crean, pueden ponerles en riesgo no solo su espiritualidad sino también su salud.

¡Así como lo leen!

El mal genio ocasiona dolores cervicales y eso, en más de una ocasión, hace que no duerman bien. Y si logran conciliar el sueño, jamás descansan de verdad.

Han de saber que la falta de sueño también influye en el ‘genio atravesado’, ya que ustedes emprenden el día con una sobredosis de agotamiento.

Sea como sea, por cuestiones de salud o por simple forma de ser, no pueden pretender que para ejercer el control sobre los demás, tienen derecho a gritarlas o agredirlas con sus groserías.

En últimas, el mal genio es una cuestión de actitud, pues si bien es cierto que hay muchos factores que predisponen a la persona, ésta debe controlar sus emociones.

Si padece de mal genio, no eche mano de ninguna excusa para justificar su irritable comportamiento; en humildad reconozca que está fastidiado y que solo quiere proyectar ese enojo en todo lo que hay a su alrededor.

A usted y a todos los que se ponen bravos por todo quiero recordarles que nada logran con esa fea forma de ser.

Finalmente sus actitudes no harán que deje de llover, que se desate el trancón, que se les acaben sus problemas financieros o que la fila en los bancos se mueva más rápido.

Si llegó a esta parte del texto y reconoce que no es un tipo de buen genio, ya es hora de bajarle a su mal humor.

Si me hace caso se librará de enfermedades y, de paso, puede hacer más amena la convivencia con sus semejantes.

Todos estamos aquí para aprender en la escuela de la vida y, por más enojado que esté, debe aprobar la clase de convivencia.

Credito
EUCLIDES KILÔ ARDILA

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