Sin duda, gran parte del éxito en evitar malas interpretaciones o posiciones se centra en la seriedad con la que deben asumirse este tipo de prácticas, así como la consistencia que debe tener la información que se gestiona en la cotidianidad y la que se remite en respuesta a los cuestionamientos de los diferentes entes regulatorios, pero sin duda lo más importante es la adecuada réplica a los requerimientos y la verificación de cada uno de los cálculos efectuados en el ejercicio de pagos, pues una mala interpretación o posición conceptual puede acarrear onerosas cuantías que no siempre son reflejo de la realidad que aplica en cada organización. Los errores más comunes en los que incurren las compañías al momento de ser objeto de fiscalización son:

Descripción de los pagos no salariales

No describir correctamente los pagos no salariales puede dejar a la libre decisión de los entes fiscalizadores la interpretación y respectiva conclusión sobre qué corresponde a un pago salarial y qué no.

Respuestas más allá de lo solicitado

Brindar más información de la solicitada en este tipo de ejercicios puede no aportar al proceso, así como confundir, complejizar o incluso derivar en interpretaciones erróneas al momento de analizar la información.

Aplicaría en este proceso la famosa frase: "en ocasiones menos es más".

No valorar los tiempos

Subestimar los tiempos establecidos y elaborar respuestas de última hora puede ser perjudicial en la medida en que, a pesar de contar con los argumentos, no se logre reunir la información necesaria y redactar las respuestas adecuadas.

Actuar reactivamente sin tener un porqué

La existencia y ejercicio de los entes fiscalizadores es ya un hecho y las empresas están adecuándose a nuevos sistemas de control. Teniendo este panorama, es clave prepararse, consultar y contar con los argumentos necesarios para responder a los cuestionamientos. No es una buena salida reaccionar con temor pagando sanciones sin previamente verificar si efectivamente se está o no incurriendo en un incumplimiento.

El llamado entonces a los empresarios es a revisar juiciosamente sus estrategias retributivas para garantizar una correcta aplicación normativa, la cual les permita prever su argumentación y contar con la tranquilidad de actuar siempre dentro de los parámetros establecidos, consolidando así una sólida cultura de cumplimiento de pago alineada a los principios de la ley.