¿Cómo vamos en la crisis mundial: Lo inteligente es ir sobre la crisis, no hundirnos en ella.

Coincidente con las ­predicciones Mayas, 2012 está signado por grandes decisiones, cambios y reajustes a nivel mundial, por lo menos en lo que se refiere al frente económico y político. Son transformaciones que conllevan, de contera, opciones viables para la economía colombiana y por supuesto, para la ganadería bovina.

El ‘default’ en la Unión Europea
Desde hace una década no se escuchaba en Latinoamérica la terrorífica palabra ‘default’, con la que se designa la cesación de pagos de un país, y que en Argentina literalmente se ‘comió’ los ahorros e incluso los recursos corrientes de muchos ciudadanos con la declaración del cese de pagos internacionales en diciembre de 2001, y las famosas medidas del ‘corralito’ y la ‘pesificación’, mediante el cual, los depósitos bancarios en dólares se pasaron a moneda nacional a un tipo de cambio muy bajo.

En Colombia no podemos olvidar los famosos acuerdos stand by y la dura férula del FMI con la imposición de medidas macroeconómicas que implicaron un fuerte ajuste fiscal. Empobrecimiento, desempleo y ajuste de los cinturones fueron los remedios.


Ahora este sino pasa por la Unión Europea con la crisis de la deuda soberana. El agravante es que es un sistema monetario unificado.


Un país tras otro ha entrado en una crisis que se inició con Irlanda y le siguieron Italia, Portugal, Grecia y España. Crisis que les costó la caída a los jefes de Estado, Brian Cowen, Silvio Berlusconi, Aníbal Cavaco, Georgios Papandreu, y José María Rodríguez Zapatero, respectivamente.


Todo esto sin contar con los cambios de gobierno entre partidos políticos.

También significó el cambio en la dirección del Banco Central Europeo (BCE), que es la entidad que en estricto sentido debe salvar al euro. Ingresó como director Mario Draghi en reemplazo de Jan Claude Trichet.

Hasta ahora, el salvavidas ha corrido principalmente por cuenta de Alemania y Francia, mientras que Inglaterra piensa que no debe ahogarse con los demás.


Pero será el primer semestre de 2012 el periodo de fuego, pues allí se han concentrado los vencimientos de la deuda soberana.


Sin embargo la actuación del BCE se constituye en un parte de tranquilidad. De hecho, la banca europea se apalancó en diciembre pasado con recursos por cerca de 490 mil millones de euros, producto de la subasta que hiciera el BCE.


Esta medida, que es obra de Draghi, busca inyectarle liquidez al sistema financiero con lo cual podrán honrar sus vencimientos a mediano plazo.


Los vencimientos de la banca europea en 2012 superan el billón de dólares.

Esa medida le da un respiro a la deuda soberana, pues conforme aumenta el riesgo, suben los costos de financiación para la banca, cuyo fondeo a través de la subasta es del Uno por ciento. Francia y Alemania también emitirán bonos para fortalecerse financieramente frente a la crisis.

Seguramente obrarán en contra las calificadoras internacionales de riesgo que tanto dolor de cabeza, e injustamente, le han proporcionado a Colombia, bajando la calificación de la deuda de estos países europeos.


Ya en 2011 lo hicieron con la deuda de Estados Unidos (de AAA a AA+, perspectiva negativa), y posiblemente la sigan degradando por el temor de una recesión en ese país. También se habla de desaceleración de la economía china y recalentamiento de la economía brasileña.


¿Una debacle?
Indudablemente una crisis de la deuda soberana en la Unión Europea y recesión de nuestro principal socio comercial, Estados Unidos, podría reducir el ritmo de nuestras exportaciones que sin TLCs ya exhibe nuestra economía -por una menor demanda-; también podría reducir el ritmo de remesas que ingresan al país (mayor desempleo en la UE y en EE.UU.), pese a que en 2011 el ingreso por este concepto supera la cifra de cuatro mil millones de dólares y la caída en los precios de los productos exportados.

Sin embargo, los pronósticos de crecimiento de la economía mundial para 2012 señalan lo contrario. Se espera un crecimiento mundial del 3.4 por ciento (incluso el FMI lo ubica en cuatro por ciento). Para Estados Unidos el crecimiento proyectado estará alrededor del dos por ciento y para la zona euro, por encima del 0.5 por ciento.


Para Colombia las proyecciones (por lo menos las del banco de la República), indican que el crecimiento estaría alrededor de 4.5 por ciento para 2012, con un monto de exportaciones de alrededor de 50 mil millones de dólares -nada malo para un país que hace menos de una década escasamente llegaba a los 10 mil millones de dólares-, y una inflación controlada en un cuatro por ciento anual. Cifras que contrastan con las exportaciones de Estados Unidos que en 2010 se acercaron a los 1.3 billones de dólares.

    
¿Y la ganadería bovina?
Con o sin crisis mundial, un pequeño pedacito de la torta de esos países es grande para Colombia.
No quiere decir ello que el Gobierno no deba apurarse para ajustar las finanzas tanto en gasto como en ingresos.

Al interior del sector también se generarán grandes cambios.

En el Seminario Internacional de la Cadena Cárnica Bovina, que realizó Fedegán y los ministerios de Agricultura y Comercio en diciembre pasado en la ciudad de Barranquilla, todos los expertos internacionales vaticinaron un futuro promisorio para la ganadería colombiana.

El mundo está demandando proteína animal, preferiblemente originada en pasturas naturales.

Y Colombia está ubicada en el centro del mundo y de los principales mercados; tiene una enorme biodiversidad y disponibilidad de agua y tierra, con excelente capacidad productiva y de sol, cuya luminosidad permite abundantes forrajes y fértiles praderas.

Pero además tiene raza ganadera para exportar. ¿Si Brasil tiene el Nelore, que es un Bos Indicus similar a nuestro cebú, qué nos impide exportar este tipo de carne? El mercado mundial es muy grande. Uruguay, un país experto en comercio exterior, vende a más de 104 países del mundo.


Para unos manda los cuartos delanteros, para otros los cortes especiales, y así sucesivamente vende todo el bovino.

Por lo menos así lo parecen estar viendo multinacionales como Minerva, que ya tiene en Colombia muchos amigos ganaderos y que se ha involucrado en la exportación de ganado en pie. Muy seguramente ya tiene un pie en el proceso de faena y desposte, pues su fuerte es la comercialización internacional.

Su llegada no sólo le abre la puerta a otros colosos del mercado mundial de la carne, sino que le introducirá una buena dosis de competencia a la cadena cárnica colombiana que verá cómo se derrumban sus patrones de formación de precios. Lo que no se hizo en 50 años, nos lo harán hacer en menos de 10.


Faltan algunos ingredientes
En alguna oportunidad Fedegán señaló, en referencia al TLC con Estados Unidos, que lo firmado, firmado está y que lo que había que hacer es trabajar para sacarle el mayor provecho.

Eso, que no fue tomado seriamente, pasa por el que los ganaderos se ­apropien de los tratados que entrarán en vigencia este año (EE.UU., UE); por cambiar el esquema mental de “cómo me afectará el TLC a mí”, por el de “cuál va a ser mi negocio con el TLC”.


Pasa, igualmente, por dedicarse a generar productos con valor agregado; por integrarse a la cadena. La individualidad es uno de los peores enemigos del ganadero.


Tal como lo señaló Miguel Gularte, director del Frigorífico Minerva, en el seminario de Barranquilla, “No existe éxito para los ganaderos sin éxito para la industria. Deben ser fuertes tanto los ganaderos como la industria. Deben estar fortalecidos como cadena “sin los ganaderos no existen frigos, sin los frigos no existen ganaderos”. Viniendo esa opinión de donde viene, eso implica cuidar el mercado interno, que es el principal cliente del sector bovino.


Pasa por pegarnos a la construcción de los grandes proyectos viales para impulsar la recuperación de las vías terciarias con las regalías; de aprovechar el proyecto nacional de fibra óptica que conectará a 700 municipios para poder usar la información ganadera que es vital en los negocios.


También pasa por disponer, como lo solicitó la Cámara Gremial de la Carne, de crédito blando para el fomento de la cría y para incentivar el sector y, desde luego, directrices claras para que el negocio internacional se consolide, como el cumplimiento de los estándares sanitarios (Decreto 1.500).


Finalmente –que está dentro del campo de la innovación–, la agricultura ganadera debe migrar hacia una actividad que esté en capacidad de adaptarse a los cambios climáticos. Eso, que debería ser una política de Estado, se olvida rápidamente por las tragedias y el impacto mediático de los acontecimientos. Los fenómenos naturales –Niño/Niña– no van a cambiar y por el contrario van a ser más repetitivos, entonces lo inteligente es migrar a una agricultura que se adapte a esas nuevas condiciones.


Hay que reordenar productivamente el territorio nacional. Así lo ha propuesto en repetidas oportunidades José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de Fedegán. Curiosamente, según se desprende de los informes de la FAO, muchos países y multinacionales están adquiriendo tierras para “redituar” la escases de alimentos que ya se prevé con alzas de los principales ­commodities, pero también curiosamente, nuestras grandes directrices de política pública parecen apuntar hacia otro norte.


No todo es crisis. Hay muy oportunidades, y 2012 pinta con buena óptica para la ganadería colombiana.

Credito
EL NUEVO DÍA

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