Las ventajas valen

A propósito del artículo Cómo exportar sin morir en el intento, del domingo pasado, Augusto Beltrán, gerente de Transformación Productiva de la cadena cárnica bovina y Secretario del Fondo de Estabilización de Precios, analiza los factores críticos de la ganadería bovina colombiana y los aspectos de viabilidad en los mercados mundiales.

¿Qué caracteriza la problemática de la cadena cárnica bovina colombiana?
En esencia, la poca interacción en los eslabones de la cadena, lo cual impide la creación de economías de escala y aumenta la necesidad de intermediarios. De cara a los mercados internacionales, y pese al potencial de la ganadería nacional, existen unas brechas importantes en productividad y eficiencia frente a países competidores como Uruguay y Brasil.

¿Cómo superar esas brechas?
Colombia debe consolidar una política exportadora que sostenga el equilibrio entre demandas interna y externa. Esto implica avanzar en la integración y formalización de los frigoríficos, lograr admisibilidad sanitaria con socios comerciales con los que se han firmado Tratados de Libre Comercio, y mejorar el estatus sanitario de Colombia así como la competitividad a través de la cadena.

¿Pero algo se ha exportado recientemente?
Sí. Desde 2010 Colombia está exportando a Perú y a Líbano, y gracias a la labor de frigoríficos importantes de la Costa Atlántica, a mercados como Rusia y Egipto.
    Sin embargo, las exportaciones del sector siguen siendo muy limitadas, y por eso debe mejorar en el cumplimiento de normatividad sanitaria y de inocuidad a lo largo de la cadena para aumentar su oferta de exportación.

¿Existen oportunidades para el sector bovino con los TLC firmados?
Aunque Colombia ha otorgado y recibido diferentes concesiones para carne bovina en los TLC, no es posible exportar, porque no tenemos acceso sanitario.

En el eventual caso de que lo tuviéramos, encontraríamos otro tipo de obstáculos. Nuestro país carece de infraestructura vial adecuada y suficiente para llevar la carne, a costos competitivos, hasta los puertos de embarque para el mercado externo. Conozco personalmente el caso de algunos ganaderos que para poder exportar a Líbano tuvieron que sacar los ganados caminando, porque no había vías para hacerlo por el tema del invierno.


Así, mientras las vías nacionales se encuentran en buen estado, la red terciaria, de la que depende el transporte de animales entre las fincas y de estas a las plantas de beneficio, está en condiciones sumamente deficientes.


Estas falencias reducen en alto grado la posibilidad de competir en precio con los productos entrantes y con los de los mercados a los que se quisiera exportar.


¿Dónde quedan, entonces,  todas esas ventajas que se atribuyen a la ganadería colombiana?
Las ventajas están ahí, y hay que hacerlas una realidad, convertirlas en pesos. El Gobierno debe hacer todo lo que esté a su alcance para que se conviertan en recursos para el país.

La posición geográfica que tiene Colombia, por ejemplo, privilegia la generación de biomasa, debido a la disponibilidad permanente de radiación solar, lo que representa una clara ventaja comparativa frente a los países que se ubican fuera de la franja intertropical, en la medida en que permite a la ganadería colombiana producir mayor cantidad de forrajes para la alimentación animal, y aumentar con esto su oferta.


Al alimentar el hato con pasturas durante todo el año se evita el uso de hormonas de crecimiento, respetando el ciclo natural de desarrollo y engorde del animal.


Esto permitirá la producción de carnes naturales, orgánicas o biológicas, atributos altamente demandados en los mercados internacionales.


También existen ventajas en materia genética. Colombia no sólo posee la genética de brahmán de más alta calidad en el mundo, sino una composición del hato marcadamente cebuína, lo que significa una combinación ideal para la producción de carne en condiciones tropicales que se expresa en mejores masas musculares y condiciones excepcionales en materia de adaptación, productividad y rentabilidad para el negocio ganadero.


Eso plantea al sector la posibilidad y el reto de aprovechar más su oferta genética.


Teniendo en cuenta la localización estratégica del país en términos productivos y comerciales, el amplio espacio para el desarrollo de sistemas de integración agricultura-ganadería, el potencial de crecimiento de la producción cárnica bovina colombiana, la pujanza de los ganaderos colombianos, que han superado con empeño importantes adversidades como las variaciones climáticas y el conflicto interno, y el reconocimiento de la carne bovina por parte del Gobierno como un sector de talla mundial, no hay duda de las oportunidades internacionales que tiene el país en la ganadería bovina.


Hay que apostar en el sector. Un buen ingrediente son los consorcios comerciales, tal como fue señalado el domingo pasado, en esta misma página.    


Mercados internacionales Marca país
El desarrollo de la marca país para carne bovina de Argentina les tomó más de 130 años de trabajo. Por fortuna, hoy no tenemos que recorrer el mismo camino. Tanto el posiciona­miento de una marca como la incorporación de la trazabilidad, son procesos que gracias al desarrollo tecnológico se pueden lograr a una velocidad cada vez mayor.

Que viva el déficit
Análisis del Centro de Estudios Avanzados en Economía Aplicada, Cepea, indican que el mundo deberá enfrentarse en los próximos años a una escasez de carne de bovino.

Según sus cálculos, un crecimiento ­anual del PIB mundial mayor a 3.9 por ciento será suficiente para generar un incremento en la demanda de carne bovina que supere la oferta proyectada según la tendencia actual.

En consecuencia, el crecimiento mundial del cinco por ­ciento que se espera alcanzar a partir de 2013, unido a un incremento en productividad de la ganadería tan solo del uno por ciento, supone un déficit creciente, que en 2015 superaría los cinco millones de toneladas.


Frente a este panorama, países latinoamericanos como Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Colombia, por sus ventajas comparativas y/o competitivas, cuentan con todo el potencial para abastecer de carne bovina a la población planetaria.

Credito
EL NUEVO DÍA

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