Vulnerabilidad de Colombia disminuyó, pero no desapareció

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
En la segunda semana de septiembre, la economía colombiana sufrió una grave señal de advertencia. The Economist, una de las más importantes publicaciones económicas del mundo, calificó al país como el segundo más vulnerable frente a una parada súbita de capitales.

Es decir, afirmaba el estudio que la mejoría de Estados Unidos y Europa podrían hacer que los capitales depositados en las economías emergentes, como la colombiana, regresarían a esas naciones, originando graves problemas a la estabilidad nacional.

Según la publicación, el país que más duro recibirá el golpe de un freno en el ingreso de los capitales será Turquía. 

“En segundo lugar está Colombia, pues no tiene un buen balance en su cuenta corriente y la comparación del déficit con las reservas internacionales es muy baja para sobrellevar un cambio drástico en la economía internacional”.

Esta vulnerabilidad, explicaban los expertos de la publicación, se fundamenta en varios factores: balance de cuenta corriente, el crecimiento del crédito, la deuda externa bruta de corto plazo y los pagos de la deuda externa como porcentaje de las reservas, así como la apertura financiera.

De acuerdo con The Economist, “una amplia brecha en la cuenta corriente implica muchas necesidades de financiación del exterior, lo que podría presagiar una contracción del crédito, si la financiación se seca. Así mismo, Colombia es una de las economías financieramente más abiertas. Esto implica que puede impulsar el crecimiento en el largo plazo, pero también hace que sea fácil para que haya una fuga rápida de capitales”.

Y precisamente en Colombia, aunque no tiene un déficit de cuenta corriente demasiado alto, sino que está en un nivel medio (3,5%), éste ha venido creciendo desde 2005.

Además, en los primeros siete meses de este año, los flujos de inversión acumularon US$10.305 millones, mientras que en el mismo periodo de 2012, estos sumaron US$10.511 millones.

Por su lado las exportaciones, luego de crecer 44 por ciento en 2011 y 10.2 en 2012, en lo corrido de 2013 a julio cayeron 4.3.

Todos estos ingredientes dejaron al país en el grupo con “luz roja”, al lado de naciones como Venezuela, Sudáfrica, Argentina, y Brasil.

No es cierto

Ante estos hechos, que podrían ahuyentar a la inversión extranjera y dejan mal paradas las políticas oficiales, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público reaccionó y envió algunos indicadores a los expertos de la revista, con el fin de que revisaran las cifras y “corrigieran” la posición que tiene el país.

“El Ministerio, luego de una revisión detallada del índice, encontró un error en el indicador de apertura financiera, que invalidaba los resultados del índice”, aseguró el jefe de la cartera, Mauricio Cárdenas Santamaría.

Y efectivamente, el índice fue modificado, y el país ya no es el segundo en vulnerabilidad, sino que el indicador de Colombia se ubica por debajo de Turquía, Rumania, Polonia y México, y muy cerca de Perú, Argentina y Chile.

La alerta sigue

Pero la corrección del indicador no es garantía de que la alerta haya pasado y que el país no sea vulnerable ante la recuperación de las principales economías del mundo.

Según explican expertos en el tema, los flujos de capital hacia las economías emergentes se incrementaron rápidamente de 2002 a 2007, cayendo brevemente durante la crisis financiera mundial de 2008, y luego aumentaron nuevamente de manera rápida desde 2009 hasta 2011. 

Durante ese año, la creciente ansiedad acerca de una posible crisis financiera en Europa interrumpió estos flujos, pero se recuperaron en 2012. A finales de dicho año los flujos de inversión extranjera directa (IED), las carteras de valores y las carteras de deuda que se dirigían a las economías emergentes habían alcanzado máximos históricos.

Pero la aversión al riesgo mundial se ha incrementado en respuesta al anuncio del presidente de la Fed, Ben Bernanke, sobre los planes relativos a “disminuir paulatinamente” la flexibilización cuantitativa. Como demuestran las experiencias de 2008 y 2011, la aversión al riesgo entre los inversionistas mundiales reduce los flujos de capital hacia los mercados emergentes, inclusive cuando dichos mercados no son la fuente del riesgo.

Además, según coinciden los expertos, las pérdidas en monedas y activos de los mercados emergentes en los últimos meses son un duro recordatorio de una verdad incómoda: cuando la Fed endurece la política monetaria para manejar las condiciones macroeconómicas en EE.UU., hay grandes efectos secundarios no deseados en los flujos de capital hacia los mercados emergentes. Anteriormente hemos visto esto, en los eventos desencadenantes de las crisis financieras que asolaron los mercados emergentes a finales de la década de los 90.

Los analistas también aseguran que afortunadamente, muchas de las economías emergentes ahora están mejor preparadas para capear el temporal en comparación frente a cómo estaban en aquel entonces, tal como ocurre con Colombia, pero añaden que se deben tomar medidas prudenciales para evitar una tormenta.

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