“Todos ganan y pierden con la reforma”

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Alejandro Gaviria, ministro de Salud, explica los cambios que tendrá el sistema de salud que fueron aprobados la semana anterior en el Senado.

SEMANA: ¿Para un colombiano normal, el que tiene que padecer largas filas en una EPS o esperar en el pasillo de un hospital para que lo atiendan, en qué cambia lo aprobado en el Senado?

ALEJANDRO GAVIRIA: En varios aspectos fundamentales, pues es una reforma que cambia el sistema de salud creado en 1993. Primero, se crea un plan de beneficio más amplio y generoso del que reciben hoy los colombianos.

En un periodo de tres años serán incorporados muchos de los medicamentos, tecnologías y procedimientos médicos que hoy están por fuera del Plan Obligatorio de Salud. Eso significa que ya no se tendrá que recurrir a tutelas, como hoy día, para recibirlos. Segundo, con la aparición de Salud Mía y el cambio de EPS por gestoras, se va a acabar la violación sistemática de los derechos de los usuarios, pues las EPS ya no van a recibir la plata y gastársela en lo que quieran o trabajar dónde y cómo les quede mejor. Tercero, el Estado asume el manejo y control de los recursos, además de crear una nueva Superintendencia de Salud muy diferente a la que había funcionado.

SEMANA: ¿Qué más se va a acabar o a cambiar desde la mirada de los usuarios?

A.G.: La reforma plantea, como cuarto elemento importante, que los gestores tendrán que armar una red médica y hospitalaria, unida con todas las que se creen, para que los colombianos reciban una atención oportuna y cercana a su lugar de residencia y no lo que pasa hoy, en el que pacientes de una EPS de Arauca son atendidos en Barranquilla o los usuarios de una EPS de Santa Elena, cerca de Medellín, tienen que viajar una o dos horas para ser atendidos porque en el hospital del pueblo, que es de Metrosalud, no los atienden. A esto se suma que tendremos más especialistas disponibles. Un quinto elemento es que Salud Mía funcionará como una tesorería que responderá por la afiliación, recaudo de los ingresos y el giro de los servicios médicos a los gestores e IPS. Esto creará una verdadera competencia y les permitirá a los usuarios poder pasarse de una entidad a otra y acabar con lo que pasa hoy, en el que las personas no pueden trasladarse de una EPS mala a una buena porque no pueden o no los dejan. Esto y otras cosas más se van a controlar desde Salud Mía.

SEMANA: Precisamente a muchos les preocupa que el Estado sea capaz de echar a andar una entidad tan grande y fundamental como Salud Mía, más si se tiene en cuenta el fracaso del Fosyga, que aún hoy debe cuentas de hace más de cinco años o que se repita el fracaso de la centralización de las regalías.

A.G.: Al contrario de lo que muchos han querido mostrar, Salud Mía no va a ser una entidad gigantesca ni un monstruo de siete cabezas. No es el Caprecom que se creó en el gobierno pasado. Ni el Seguro Social de antaño. Al centralizar las afiliaciones y los recursos, se pone fin a la intermediación financiera de las EPS y a las barreras que existen hoy para ingresar al sistema. Al funcionar como tesorería, cada gestor de salud tendrá una cuenta con nombre propio que será vigilada peso a peso. Sabremos minuciosamente en qué se gasta la plata de la salud. Los retos son difíciles, pero no imposibles, y tendremos un periodo de transición de dos años. Ya hay mucha gente pensando en el tema. La propuesta de reforma sirvió para poner a trabajar a cientos de personas.

SEMANA: ¿Qué más beneficios traerá, según usted, Salud Mía?

A.G.: Al centralizar las afiliaciones y los recursos que destinan el Estado y los colombianos a la salud, se pone fin a la intermediación financiera de las EPS y a las barreras que hay para ingresar al sistema.

Por ejemplo, en San Onofre la EPS que tenía a su cargo la atención de todos los colombianos, solo atendía en el casco urbano y no les importaba las personas que viven en los otros 27 corregimientos a pesar de recibir un pago… Eso se va a acabar. Además, con Salud Mía el Estado recuperará una función que no le importa a las EPS, y es la de controlar la evasión y la elusión.

SEMANA: Según eso, ¿será una entidad más grande que la Dian?

A.G.: Para nada. A pesar de que manejará más de tres millones de transacciones al mes, las plataformas tecnológicas actuales permiten realizar esta tarea de manera eficiente sin crear un monstruo burocrático. De igual forma, centralizar el flujo de recursos y la información permitirá reducir los costos de transacción del sistema.

SEMANA: ¿Y quién va a responder por todas las deudas y la crisis financiera del sistema de salud?

A.G.: En la reforma hay un capítulo para resolver la quiebra del sistema, lo que ha llevado a algunos a decir de forma equivocada que esta es una reforma financiera y no una de fondo al sistema de salud. Se quiere aclarar las cuentas, buscar los recursos y sanear las deudas críticas para que el nuevo sistema, y en especial los hospitales, empiecen en óptimas condiciones financieras.

SEMANA: ¿Y cómo van a resolver semejante lío?

A.G.: Para entender la crisis actual es necesario reconstruir lo que pasó durante cinco o seis años. Entre 2006 y 2008 entraron 12 millones de personas al Régimen Subsidiado sin una planeación clara. A este desbalance se sumó el que los recobros al Fosyga se multiplicaron por 10 entre 2006 y 2010 y que se decidió equiparar el POS de los dos regímenes inicialmente sin igualar las primas. Todo esto generó una deuda muy grande que no va a poder ser cubierta con el flujo corriente de recursos. Las EPS dicen que deben dos o tres billones, los hospitales que les deben ocho o 10 billones o hasta 14. Hay que conocer las deudas y pagar una parte.

SEMANA: ¿Y cómo lo van a hacer, si precisamente lo que el Gobierno no quiere hacer es meterse la mano al bolsillo?

A.G.: Como ocurre en toda crisis, todo el mundo tendrá que poner. El Gobierno asumirá las deudas de Caprecom y probablemente una porción de las deudas de las EPS intervenidas que fueron liquidadas.

SEMANA: Pero, ¿cuánto van a tener que poner el Gobierno y los colombianos?

A.G.: Aproximadamente dos billones de pesos.

SEMANA: ¿Las EPS van a seguir o no, en qué condiciones y cuál va a ser su papel?

A.G.: Las que han hecho bien las cosas, decidan seguir bajo las nuevas reglas y pasen los filtros exigentes que vamos a poner, se podrán convertir en gestores.

No van a manejar la plata y deberán responder por la calidad de la atención. Las nuevas reglas generarán comportamientos distintos.

SEMANA: ¿Por qué el Gobierno ha sido tan duro con las EPS y permisivo con los hospitales, que han robado y abusado igual o peor?

A.G.: No hemos sido blandos. Con el Ministerio de Hacienda estamos implementando un programa de saneamiento fiscal y financiero que obliga a los hospitales públicos a tomar medidas para recuperar su solvencia económica y financiera. Si no lo logran, podrán ser objeto de intervención para liquidación. Pero tiene razón en parte. En este sector tenemos que repartir mejor la mermelada de la indignación.

SEMANA: La mermelada que le está dando el Gobierno al Congreso para que pase la reforma es que sigan manejando los hospitales públicos a su antojo?

A.G.: No, de ninguna manera. Hemos planteado que la meritocracia no ha funcionado, que muchos gerentes de hospital son políticos agazapados y que es mejor entregar la responsabilidad a quien debe responder ante la ciudadanía, esto es, a los mandatarios locales.

SEMANA: ¿Qué viene ahora y qué temas críticos se deben definir?

A.G.: Vienen dos debates más, en la Comisión VII de Cámara y en la plenaria de Cámara. Esperamos que esos debates se den este año o al menos antes de junio de 2014. Seguiremos abiertos al diálogo, a la crítica constructiva, a la deliberación permanente. Si esta reforma no es legítima (y la legitimidad viene del diálogo), no podrá funcionar como queremos.

Credito
REDACCIÓN SEMANA

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