El narcojet

Nadie se explica el insólito caso de un avión privado que despegó desde El Dorado con media tonelada de coca, descubierta al aterrizar en Reino Unido.

El tema ocupó los titulares de los principales medios en Gran Bretaña. No era para menos. El lunes 29 de enero, la Agencia Nacional contra el Crimen (NCA por sus siglas en inglés) del Reino Unido reveló uno de los casos más insólitos en la historia de decomisos de droga.

En el aeropuerto de Farnborough, sur de Inglaterra, las autoridades locales inspeccionaron un lujoso jet privado que acababa de aterrizar proveniente de Bogotá. Ya sospechaban que algo raro estaba sucediendo desde cuando verificaron las profesiones de los cinco pasajeros que llegaron en la aeronave. Se trataba de los hermanos Martin y Stephen Neil, que trabajaban como albañiles; el italiano Alessandro Iembo, asistente de chef; y dos españoles, Víctor Franco Lorenzo y José Ramón Miguelez Botas, uno de ellos peluquero y el otro desempleado.

Los hombres no lograron explicar cómo habían pagado los 300.000 dólares que costó el alquiler del vuelo chárter. Y al revisar la bodega, las autoridades confirmaron sus presagios: había 15 maletas, pero ninguna con ropa. En su lugar estaban 37 ‘panelas’ de cocaína pura para un total de 500 kilos del alcaloide. Una droga que, en las calles del Reino Unido, podría llegar a costar 50 millones de libras, aproximadamente 150.000 millones de pesos. Los agentes se encontraron con una de las más grandes incautaciones en esa nación. Como era de esperarse, arrestaron a los pasajeros inmediatamente y todos se negaron a hablar.

El misterio llegó a Colombia. Al conocer la noticia, la Policía y la Fiscalía inspeccionaron el hangar privado en El Dorado en donde estuvo el jet y donde los cinco hombres abordaron la nave, disfrazados de altos ejecutivos europeos. Ninguna autoridad nacional puede explicar el ingreso del alijo, cómo superó los controles y por qué ninguna autoridad realizó las inspecciones antinarcóticos obligatorias. La investigación por este caso apenas comienza, pero todo parece indicar que no se trata de un caso aislado.

A mediados de noviembre del año pasado, las autoridades francesas encontraron 1,2 toneladas de cocaína ocultas en otro jet privado proveniente de Cartagena. El cargamento alcanzaba un valor de 100 millones de euros. Justo un año antes, en noviembre de 2016, un lujoso Gulfstream despegó de la Heroica, hizo una escala técnica en las islas Cabo Verde, África, y aterrizó en Bayona, Francia. Viajaban cuatro colombianos con un millón de euros en efectivo y una tonelada de coca.

El reciente caso de los albañiles, el chef y el peluquero evidencia la existencia de una poderosa red de narcos que volvió a técnicas para exportar droga que no se usaban desde los años ochenta, cuando se produjo un auge de los vuelos privados cargados de estupefacientes. Un sistema insólito, pues de esta forma los narcos ni siquiera se preocupan por esconder su cargamento ilegal.

La DEA así como las agencias antinarcóticos europeas están tras la pista de esta organización. Sin embargo, resulta indispensable que las autoridades nacionales entreguen una rápida y contundente respuesta sobre los narcos y funcionarios colombianos que necesariamente tuvieron que haber permitido, por acción u omisión, la salida del narcojet.

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