Todos en el corral: imposible

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
A pesar de los esfuerzos de unidad, la mayoría de los partidos están divididos. Las adhesiones anunciadas no siempre son lo que parecen.

Germán Vargas ha tenido unas buenas semanas últimamente. Dos importantes partidos, en teoría, adhirieron a él: el de La U y el Conservador. Lo mismo le pasó a Sergio Fajardo con la decisión formal del Polo de rodear exclusivamente su candidatura, así como a Humberto de la Calle con el partido Liberal. Sin embargo, en todos esos casos hay una diferencia entre el anuncio y la realidad.

Hoy todos los partidos están polarizados como el resto del país en torno a cuál candidato apoyar. De ahí que, exceptuando a Cambio Radical y al Centro Democrático, ninguno logra la unanimidad alrededor de un candidato único. En la mayoría de los otros casos, por lo tanto, a pesar de los anuncios de unidad, habrá disidencias.

Como en la actualidad una norma prohíbe la doble militancia, las disidencias tienen que operar por debajo de la mesa. En otras palabras, si alguien ha sido elegido por un partido, no puede cambiar de caballo en la mitad de la carrera y apostarle a otro. Sin embargo, en forma semiclandestina, los congresistas sí pueden hacer muchas cosas. La primera es firmar la adhesión a un candidato y ordenar a sus tenientes votar por otro. El verbo que en el mundo político se utiliza para definir esto es ‘pordebajear’. El ejemplo más recordado de esto tuvo lugar en 2010 en la campaña de Noemí Sanín. Ella había derrotado a Andrés Felipe Arias en una consulta por la candidatura del partido Conservador, en ese momento uno de los más fuertes del país. No obstante, prácticamente todos los jefes de esa colectividad apoyaban a Juan Manuel Santos, quien los había seducido ‘al detal’. Como resultado, Noemí acabó apenas con el 6 por ciento de la votación en primera vuelta y Santos, con el 46.

Ahora pasan cosas parecidas, aunque las disidencias no son tan masivas como en el caso de Noemí. Al analizar cada partido aparecen fracturas, pero no estampidas.

En el caso de La U, que hace 15 días adhirió a Germán Vargas, la situación es la siguiente. Bajo la sombrilla de un acuerdo programático que incluyó la defensa del acuerdo de paz, Aurelio Irragorri logró presentar un partido unido después de un gran esfuerzo para alinear a los disidentes. Pero esa unión es frágil. El partido está conformado por caciques regionales que se unieron en 2005 con el único propósito de respaldar la reelección de Álvaro Uribe. En 2010, por consideraciones de mermelada, apoyaron a Juan Manuel Santos y fueron el corazón de su bancada de gobierno durante ocho años. Ahora, que ya no están en juego Uribe ni Santos, el partido está mirando hacia adelante y no hacia atrás. Aunque la mayoría de los representantes y senadores están con Vargas, no faltan los parlamentarios por debajo de cuerda que están con Duque. Se calcula que estos son el 20 por ciento de los senadores y la tercera parte de los representantes. Entre los senadores figuran algunos pesos pesados como José David Name, Manuel Enríquez, Eduardo Pulgar, Sandra Villadiego y Milton Rodríguez.

Pero así como en La U algunos parlamentarios tienden hacia la derecha escudándose en el pasado uribista del partido, otros invocan su origen liberal. Es el caso de Roy Barreras y Armando Benedetti, quienes le dieron palo a Vargas por sus críticas a algunos aspectos del Acuerdo de Paz, pero hoy manifiestan apoyarlo por disciplina. Su reconciliación con el candidato fue facilitada por el senador Germán Varón, de Cambio Radical, y se dio con el argumento de que es mejor defender la paz con Vargas a arriesgarse a que el uribismo vuelva trizas los acuerdos. Sin embargo, muchos de sus colegas aseguran que este nuevo ‘vargasllerismo’ es de boca para afuera.

Otros que acompañan a regañadientes a Vargas son los ‘Ñoños’. Según publicó La Silla Vacía, en una reunión de apoyo de la clase política cordobesa en homenaje al exvicepresidente estuvieron el hermano del senador Bernardo Elías, Julio Elías, y el representante Joche Tous, quien fue fórmula del ‘Ñoño’ hace cuatro años. Sin embargo, Tous habría aclarado que su apoyo se debe “exclusivamente a las obligaciones que impone la Ley de Bancadas”. Todo lo anterior significa que el exvicepresidente cuenta con la mayoría de ese partido, pero definitivamente no con la totalidad.

Por el lado del partido Conservador pasa algo parecido. El miércoles de la semana pasada tuvo lugar una junta parlamentaria en la que los congresistas sometieron a votación la decisión de apoyar a Iván Duque o a Germán Vargas. En esta ocasión, Vargas también tuvo la mayoría. De 54 asistentes, 31 votaron por él, 21 por Duque y 2 lo hicieron en blanco. Eso inicialmente fue presentado como el apoyo del partido en bloque. Esa interpretación duró poco. A las pocas horas de la reunión, Hernán Andrade, director del partido, y el exsenador Carlos Holguín, cercano a Marta Lucía Ramírez, insistieron en que una adhesión formal solo podría concretarse en una convención y no de una junta de parlamentarios. El propio Andrade, quien finalmente no votó, aclaró que “para que hubiera una adhesión formal también tendríamos que tener un acuerdo programático, una autorización del Directorio y otra de una convención. Por eso, insisto en que la decisión parlamentaria es hasta ahora simplemente un hecho político”.

En la práctica, lo anterior implica que lo más probable es que el Directorio declare en libertad a sus congresistas para apoyar a quien quieran. Así ocurrió en 2014, cuando, ante la falta de consenso, se abrió la puerta para que algunos respaldaran a Santos. En este caso, por ahora Vargas tendría la mayoría.

Las cosas no son muy diferentes por el lado de la izquierda. En lo que corresponde al Polo Democrático, una votación mayoritaria del Comité Ejecutivo del partido obligó a sus dirigentes a rodear la candidatura de Fajardo. En eso puso todo su empeño Jorge Enrique Robledo, presidente del Polo y cofundador de la Coalición Colombia. Pero en las toldas amarillas los ánimos están caldeados, y muchos no consideran que Fajardo represente las banderas tradicionales de la izquierda. Días antes de la decisión del Ejecutivo, 100 dirigentes, liderados por los congresistas Iván Cepeda, Alirio Uribe, Alexánder López, Jesús Castilla y Senén Niño, habían pedido libertad para decidirse entre Fajardo o Petro. A eso se suma una realidad política: según la última encuesta de Invamer para Blu Radio, Caracol Televisión y SEMANA, seis de cada diez de las personas que dicen ser del Polo respaldan la candidatura de Petro. En este resultado, sin duda alguna, tienen mucho que ver las encuestas de intención de voto a la Presidencia, las cuales le dan más posibilidades al exalcalde de Bogotá que al de Medellín.

Fajardo también tiene enredado el panorama en la Alianza Verde. Aunque en este partido hay mayor imagen de unidad por cuenta del liderazgo de Claudia López, su fórmula vicepresidencial, el apoyo al candidato no es tan sólido como se piensa. La decisión de Ángela María Robledo, elegida representante por esta colectividad, de ser la vice de Petro evidenció que hay un sector más cercano a la izquierda. De hecho, la semana pasada se supo que el grupo político del gobernador de Nariño, Camilo Romero, y un peso pesado entre los verdes, presiona por una convergencia Petro-Fajardo. Con la misma idea están otros congresistas electos como Antonio Sanguino.

Por último, en el partido Liberal también hay una unidad aparente. La estrategia de César Gaviria de reunir a la bancada para prevenir una estampida funcionó, pero solo a corto plazo. Varios congresistas como Miguel Ángel Pinto, Fabio Amín y Mauricio Gómez preferirían a Vargas que a Humberto de la Calle. Otros se sentirían cómodos con Duque. “No creo que ningún presidente esté en las condiciones de hacer trizas la paz. Esa no es razón para descartar a Iván”, dijo a SEMANA el representante Édgar Gómez. Llama la atención que el grupo fiel a De la Calle es el que lidera Juan Fernando Cristo, quien compitió con él en la consulta liberal. A este lo integran cerca de 20 parlamentarios y entre ellos están Guillermo García Realpe, Andrés Cristo y Horacio José Serpa, entre otros.

Paradójicamente, aunque todos los candidatos quieren el apoyo de los partidos, no todos quieren tomarse la foto con los representantes de estos. Como la política tradicional pasa por su peor momento, para estar de moda hay que parecer independiente. Sin embargo, los veteranos saben que en el mundo real quien no tenga maquinarias se expone a derrotas como la de Mockus o Noemí Sanín. A la Presidencia de la República ya no se llega solo con maquinaria y todavía no se llega solo con voto de opinión.

Credito
EL NUEVO DÍA

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