Juan Carlos Arévalo, representante del gremio de transporte escolar, indicó que pasaron más de 700 días con sus vehículos guardados y que el regreso de los estudiantes a los planteles educativos les genera una profunda alegría, esto, conscientes de que estos recursos son el sustento de numerosas familias.

Sin embargo, en medio del regreso a las salones de clase algunos propietarios de estos vehículos no han podido retomar labores por lo altos montos que requiere volver a poner a funcionar los vehículos con todas las exigencias de ley. 

“Con los colegios activados nos da mucha satisfacción, pero todavía hay muchos compañeros que no se han podido activar con sus vehículos, porque para arrancar se deben invertir más o menos $4 millones de pesos. Hay compañeros que tienen los carros al sol y al agua, otros en parqueaderos y eso genera un montón de gastos, poner un carro a rodar y prestar un servicio especial es costoso, las pólizas contractuales y extracontractuales son costosas, lo mismo que el Soat, porque ninguna empresa o ente nos apoyó, también se suma las revisiones tecnicomecánicas”, dijo Arévalo.

Estas inversiones, precisamente han impedido que por lo menos 70 vehículos de un promedio de 650 carros de servicio especial que existen en Ibagué no hayan retomado labores, además del buen número de conductores que ante la necesidad tuvo que cambiar de actividad o vender sus carros.

A la fecha, con el alto número de estudiantes la demanda es alta y a veces no se daría abasto para movilizar tantos alumnos. 

“Hacen falta muchos carros para que se activen, tanto por la situación económica o la pandemia”, dijo Arévalo.

Es de resaltar que durante el punto más crítico por los casos de Covid-19, el gremio del transporte escolar fue uno de los primeros en interrumpir su actividad y ahora es uno de los últimos que la retoma.

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