El Proyecto F, una ruta hacia los pagos electrónicos

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Con esta iniciativa, Asobancaria busca masificar estos medios de pago. Se calcula que, en Colombia, el promedio de transacciones anuales con tarjeta débito es de apenas 20 por habitante. En tarjetas de crédito, son menos de 10.

Para el 88.2 por ciento de los colombianos, el efectivo continúa siendo el medio de pago preferido, una cifra significativa, si se tiene en cuenta que este es uno de los obstáculos para implementar los pagos electrónicos.

Debido a este gran atraso que tiene el país, y con el fin de masificar los pagos electrónicos, la industria bancaria creó el Proyecto F.

Esta iniciativa, liderada por la banca, se compone de tres estrategias principales: recaudos públicos, pagos electrónicos e interoperabilidad, cada una de las cuales cuenta con iniciativas que abordan problemas específicos.

Cabe destacar que en Colombia, el promedio de transacciones anuales con tarjeta débito es de 20 por habitante. En el caso de las tarjetas de crédito, el panorama no es mejor. El país reporta, en los últimos cinco años, menos de 10 transacciones anuales por habitante.

De acuerdo con Asobancaria, los consumidores, en el actual proceso de transformación de sus hábitos transaccionales, desean tener una conexión rápida, directa y constante con su banco. Por esa razón, el desarrollo de nuevas estrategias para el uso de medios de pago electrónicos resulta fundamental.

Los beneficios

La entidad aseguró que con la masificación de los pagos electrónicos se generan beneficios para todos los actores del ecosistema de pagos, ya que impulsa el crecimiento económico de los países, incrementa la seguridad de los consumidores, mejora la capacidad fiscal del Estado, incrementa la facturación de las empresas, al tiempo que mejora el manejo de tesorería e incrementa su seguridad, y otorga ventajas en términos de inclusión financiera y acceso a la formalización.

No obstante, las barreras que impiden la masificación de los medios de pago electrónicos involucran aspectos institucionales, como las distorsiones o rigideces tributarias existentes para la formalización empresarial; de mercado, como el diseño de productos financieros para las personas que actualmente están excluidas del ecosistema transaccional; de acceso a las tecnologías disponibles; culturales y de educación financiera, explicó Asobancaria.

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REDACCIÓN ECONOMÍA

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