Doce meses han pasado desde el fallecimiento del presidente venezolano Hugo Chávez. Sin embargo, el gobierno de Nicolás Maduro -su heredero político- se ha encargado de que permanezca presente al “comandante eterno”.

Gigantografías de la imagen de Chávez, de su firma o de sus ojos (en un diseño elaborado por el Ministerio de Comunicación e Información venezolano al estilo de un ne-gativo fotográfico) se aprecian casi por doquier. En Caracas Chávez figura en las fachadas de las sedes de los poderes Legislativo y el Judicial, que se suponen autónomos e independientes.

El expresidente está presente también en las sedes de empresas del Estado, no del Gobierno, así como en las vallas publicitarias, en plazas y en los edificios residenciales construidos durante su mandato.

“A Maduro le quedaron muy grandes los zapatos de Chávez”

ÁNGELA CASTRO ARIZA

“El mito de Hugo Chávez sigue intacto, pero la identificación de Nicolás Maduro con el fallecido presidente como su sucesor se ha ido debilitando” a medida que Venezuela se desliza por “el camino de ingobernabilidad permanente”. 

Con estas palabras, Andrés Molano Rojas, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario de Bogotá, sintetiza la realidad actual venezolana al cumplirse, justamente, hoy el primer año de la muerte del carismático y emblemático líder de la Revolución Bolivariana.

Después de 11 meses de gestión, el presidente oficialista y heredero político de Chávez se enfrenta a uno de los momentos más difíciles de su gobierno.Venezuela encara una crisis social, económica y política que le está pasando ‘cuenta de cobro’ al gobierno de Maduro en las calles, con protestas que ya completan un mes y que han paralizado el país petrolero. 

A juicio de Molano Rojas, quien además es miembro del Instituto de Ciencia Política, Maduro ha intentado mantener vivo el legado de Chávez, pero no ha estado a la altura de las circunstancias.

Y en ese sentido, señala que si bien “Maduro ha demostrado que ha sobrevivido políticamente con mayor habilidad de la que muchos pensaban, le quedaron muy grandes los zapatos de Hugo Chávez”. 

Para él, la capacidad de movilización popular que tenía Chávez no se compara con el poder de convocatoria del actual presidente venezolano, a quien le atribuye un estrecho margen de maniobra para sacar adelante el país ante la actual encrucijada.

Sin embargo, Molano descarta de plano que las protestas opositoras lleven a la salida de Maduro del Palacio de Miraflores o a un cambio de régimen, aunque “Venezuela se estaría deslizando por el camino de ingobernabilidad permanente y las condiciones de maduro para gobernar van a ser más difíciles”.