La Policía antidisturbios lanzó ayer gases lacrimógenos para dispersar a una multitud de 20 mil manifestantes que denunciaban en Esmirna (oeste) lo que consideran la negligencia industrial más grave del gobierno registrada en Turquía, según la agencia de prensa Dogan.
Kani Beko, presidente de Disk (Confederación de los Sindicatos Revolucionarios de Turquía), uno de los principales sindicatos de obreros del país, fue hospitalizado tras la violenta carga policial.
En Ankara, la Policía recurrió a las granadas lacrimógenas y a los cañones de agua para dispersar a 200 personas concentradas en la céntrica plaza de Kizilay.
“Esto no es ni un accidente ni el destino, es una masacre”, proclamaba una banderola desplegada en la capital por un militante sindicalista que llamaba al gobierno a dimitir por negligencia.
Otras manifestaciones se organizaron en varias ciudades.
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