Los servicios de inteligencia estadounidenses saben que Al Qaeda trabaja en la producción de nuevas tecnologías difíciles de detectar, como el caso de la bomba escondida bajo la ropa interior de un pasajero en un vuelo Amsterdam - Detroit en diciembre de 2009. Se trata de bombas que surgen de la mezcla de productos químicos. Solo hay que unir “rápidamente y naturalmente” los productos “probablemente líquidos”, para que se produzca una “reacción química que activará la bomba”, explica Price.

La ventaja que tienen es que es “menos complicado ++que conectar cables y son indetectables por la máquina de rayos X”, asegura.

Price apunta que las nuevas medidas de seguridad “no son visibles para el público general”. Se trata de “reforzar los controles de equipajes con un enlentecimiento de las alfombras de las máquinas de rayos X” o con controles aleatorios de aquellos equipajes provenientes de países sospechosos.