LONGTOUNSHAN, AFP

En Longtoushan, la pequeña localidad epicentro del terremoto que el domingo sacudió el suroeste de China, varias familias lloran sus pérdidas ante 150 cuerpos tendidos en el suelo bajo mantas, mientras sigue la búsqueda de supervivientes.

“¿Qué voy a hacer con mi nieto?”, se lamentaba el lunes en la noche un hombre, Huo Yicai, por el niño, de cuatro años, que está con su madre entre los cuerpos que yacen sobre el asfalto envueltos de forma rudimentaria. Son algunas de las 410 personas que perecieron en el terremoto de 6,1 grados que golpeó esta región montañosa de la provincia de Yunnan, en el Suroeste de China. La pequeña localidad Longtoushan, de 50 milmil habitantes, fue el epicentro y la más afectada.

“Mi vivienda se hundió, mi nuera quedó bloqueada en el interior y no pudo salir”, lamenta una mujer.

Ninguna de las viviendas de Longtoushan salió intacta del potente sismo.