Horas de angustia para los tolimenses en México

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
Varios tolimenses que residen en México le contaron a El Nuevo Día las horas de angustia que vivieron el día en que se conmemoraba el terremoto de 1985.

Nadie se imaginó que el mismo día en que se conmemoraba una de las fechas más tristes en la historia del país azteca, ocurriría una tragedia similar.

En la mañana, como actos conmemorativos a la fatídica fecha, se llevaban a cabo varios simulacros para saber cómo enfrentar un desastre natural como este, que en 1985 dejó una cifra de más de tres mil muertos.

Mientras que el país se sacudía con los dos terremotos de magnitudes 7,1 y 6,8 respectivamente, algunos tolimenses vivían horas de angustia y se aferraban a orar mientras todo se calmaba y se podían comunicar con sus familias en Colombia.

 

El productor

Hugo Varón, es un productor de televisión ibaguereño, quien está radicado en Ciudad de México desde hace 12 años.

Señaló que a la 1:14 p.m., cuando ocurrió el desastre, no se encontraba cerca a su familia y en medio de tanto caos, la angustia se iba apoderando de él y su equipo de trabajo.

“Yo estaba en el centro de la ciudad y pensé que se iba a abrir la tierra, pensé que los edificios que estaban a los lados se me iban a caer encima, fue muy fuerte, se sintió mucho más fuerte de lo que fue el del 7 de septiembre que fue de 8,2”, expresó Varón.

De igual manera, narró que junto a su esposa y sus dos hijos menores de edad, reside en una zona que se denomina Tlalpan, a tan solo 13 minutos del colegio Enrique Rébsamen.

Y que gracias a Dios su hijo menor se salvó de ser una de las víctimas fatales de este colegio, ya que estuvieron a punto de matricularlo allí, pero debido a sus clases de actuación, decidieron inscribirlo en el programa de estudiante en casa.

“Yo no me podía comunicar con mi esposa, las líneas telefónicas colapsaron, el único medio por el que podíamos tener comunicación era por Whatsapp, pero mi esposa no tenía en ese momento megas de internet, así que me comuniqué con la caseta del vigilante y él me decía que todos estaban bien, pero hasta que no pude hablar con ellos, no quedé tranquilo”, narró Varón.

Indicó que su familia en Ibagué se pudo comunicar con él a través de Whatsapp al poco tiempo de lo ocurrido, y aseguró que la situación está muy caótica en algunos sectores del D.F.

“Mi oficina está ubicada en un quinto piso, sufrió daños considerables y protección civil no deja que nadie se acerque ni que nadie entre ni a sacar equipos, ni a nada”, refirió Varón.

Por último, envió un mensaje a los tolimenses y es que hay que dar gracias a Dios por la vida, y por las cosas que se tienen a diario y que no se agradecen.

“Oren mucho y que Dios permita que esto no vuelva a pasar, no hemos dormido nada, mis hijos me mantuvieron despierto toda la noche por temor a las réplicas”, finalizó Varón.

 

El maestro

El maestro Darío Ortiz Robledo, escritor y pintor ibaguereño radicado en México desde hace cuatro años, señaló a EL NUEVO DÍA que en el momento del sismo se encontraba en su apartamento, que está ubicado en un sexto piso en un edificio de 10.

Indicó que vivió junto a su pareja y a una fisioterapeuta, toda la intensidad del evento en la entrada del lugar, ya que es el punto más seguro en una situación como la ocurrida.

“En ese momento me estaban haciendo una fisioterapia por un problema en el hombro que estoy padeciendo, y todo el sismo y esta experiencia traumática la vivimos horrorizados de ver cómo se cuartearon las paredes, se saltó la yesería, se saltó la pintura, en fin quedó bastante deteriorado el apartamento, pero afortunadamente nosotros estamos muy bien”, indicó el maestro.

El maestro hizo una importante reflexión y dejó en el aire una inquietud con respecto a los desastres naturales que podrían ocurrir en una ciudad como Ibagué.

“Una de las cosas en las que he pensado desde el momento del sismo, y viendo la reacción de México y de sus ciudadanos y de lo bien preparados que estaban para este tipo de catástrofes, pienso en el tema que tiene Ibagué con El Machín y las fallas tectónicas que tiene cerca y hasta dónde una ciudad como la nuestra podría asumir una situación catastrófica.

“Yo no estoy seguro que el gobierno local, tanto municipal como regional y nacional estén realmente en un punto en el que puedan resolver y enfrentar rápidamente una situación similar, es una de las cosas que siempre he pensado, y que es el momento idóneo después de lo vivido para sembrar esas inquietudes”, finalizó Ortiz Robledo.

 

El columnista

Javier Capera es un tolimense que está haciendo una maestría en el Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora, además es columnista del diario de los tolimenses.

Narró que aunque estudia en el D.F, se traslada en bus desde Toluca varios días a la semana para presentar sus informes.

El día de la tragedia ya iba en el bus cuando se enteró de lo sucedido, y aunque no sintió el sismo en toda su magnitud ha visto las repercusiones que dejó.

Señaló que aunque no toda la capital quedó en ruinas, varias universidades y colonias (barrios) quedaron con importantes afectaciones en sus edificaciones.

“Se suspendieron las clases y se está a la espera de lo que pueda suceder y de los reportes oficiales para saber qué va a pasar”, aseveró Capera.

Agregó que en medio de la incertidumbre que genera todo el caos que dejó el terremoto, solo espera que no vaya a pasar nada más, y que a la mayor brevedad se comunicó con su familia en Colombia para darle un parte de tranquilidad.

Indicó que es el momento de pensar la relación entre los seres humanos y la naturaleza, ya que este es el siglo de las grandes tragedias, y que lastimosamente cada día cobran más fuerza.

Credito
FITO BÁEZ R.

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