Nuevos ministros y nuevo contralor

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Se aproxima la iniciación del nuevo período de gobierno y ya se especula en todos los medios, sobre la composición del nuevo gabinete ministerial y los cargos del alto gobierno. Aparentemente, la integración de este cuerpo ejecutivo es sencilla y el presidente solamente deberá tener cuidado en guardar la milimetría, adjudicando estas dignidades a cada partido, según haya sido el respaldo político en la campaña, nada más equivocado, nunca antes se había tenido tantos sectores y servicios sociales en crisis y tantas expectativas por satisfacer.

Aunque sacar adelante las negociaciones que serán punto de partida para la paz de Colombia, intensificar la recuperación de las víctimas y desarrollar acciones que correspondan a la era del posconflicto, son los propósitos primordiales del nuevo gobierno, existen otros sectores de población que esperan ser resarcidos, los campesinos son un grupo de presión que exigirán políticas y respuestas claras a su situación actual, la salud sigue siendo una frustración general, al igual que la educación y la seguridad social, para solo citar algunos. Estos compromisos tan serios, no pueden simplemente entregarse a los representantes de las clientelas electorales, sino a personas de muy altas calidades y sentido patriótico en su desempeño público, so pena de incurrir en una nueva decepción general.

También se elegirá próximamente el Contralor General de la República, proceso en el cual se están evidenciando varias de nuestras lacras, como la actuación politizada de las desprestigiadas cortes, ante la conducción de la institución que se encarga de ejercer el control fiscal nacional. Además, es evidente que está planteada una pelea de poderes entre quienes buscan influir en la elección y beneficiarse luego, de las tajadas burocráticas y de contratación de este organismo, amén de conseguir un incondicional en tan trascendental función.

Contrario a toda esta precaria demostración, el que quede al frente de la Contraloría debe poseer altas capacidades, experticia en materia fiscal y solvencia moral, para acometer el exigente empeño de vigilar la sana y eficiente utilización de los recursos públicos, no debe tener compromisos, ni deberle favores a ningún tipo de persona o agrupación. Debe en definitiva acreditar una hoja de vida sin tacha ni actuaciones dudosas. Pero, muy a nuestro pesar, las cosas no parecen ser como es deseable, porque el proceso de este nombramiento también se percibe como una comedia protagonizada por los mismos de siempre.

Credito
PEDRO LUIS ZAMBRANO

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