Congresos en la CUT

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La preparación del VI Congreso de la CUT debería tener entusiasmadas a sus bases. Sin embargo, las precariedades democráticas de que adolece la Central han hecho que no sea así: muchas de sus organizaciones filiales no podrán estar presentes ya que, por disposiciones estatutarias absurdas, el número de sus afiliados no les da ninguna posibilidad de elegir delegados.

Esto es lo que explica que la composición de la Dirección nacional, al igual que muchas departamentales, estén prácticamente en manos de un solo sindicato, Fecode, en desmedro de otros sectores estratégicos.

Los problemas de los trabajadores son muchos, pero no pocos están relacionados con la imposibilidad que tienen de defenderse; y no solo porque únicamente el cuatro por ciento de ellos esté sindicalizado, sino porque lo está en unas condiciones de fraccionamiento que da grima: actualmente, al lado de la mayoritaria CUT conviven la CGT, la CTC y la CNT, además de una gran cantidad de sindicatos no confederados.

De allí que la solución a los problemas de los trabajadores deba comenzar por la búsqueda de su unidad, lo cual demanda la revisión a fondo de las razones que la impiden y el establecimiento sincero de los mecanismos adecuados para construirla.

Esa búsqueda es la que ha llevado a que los sindicatos que no pueden participar en el Congreso de la CUT se hayan comprometido a celebrar un congreso o encuentro sindical alterno que congregue también a esos sindicatos, confederados o no confederados, que conservan el espíritu clasista en sus propósitos. Sus organizadores no partirán de cero.

Ya saben que buena parte de las causas del debilitamiento sindical está relacionada con las acciones criminales que acabaron, y siguen acabando, con la vida de los dirigentes sindicales más esclarecidos y comprometidos en la defensa de los trabajadores, así como también con las políticas neoliberales que dejaron casi sin horizonte la vida sindical en el sector público y deslaboralizaron la relación obrero patronal, convirtiéndola en un contrato comercial.

Pero también está allí la labor de zapa de patrones y Gobierno que cooptando dirigentes, creándoles figuras como la del contrato sindical, insuflándoles ideologías y vicios extraños al proletariado, etcétera, desterraron el papel de clase que debe jugar la actividad sindical y convirtieron ésta en un mero instrumento de conciliación, solo apto para la conquista de reivindicaciones menores.

El encuentro alterno se realizará en Bogotá el 11 y 12 de septiembre. Sus conclusiones seguramente darán mucha claridad sobre las dificultades del sindicalismo y las formas de resolverlas. Eso esperamos y deseamos. Pero será la más amplia participación del sindicalismo clasista la que nos dé esperanzas de que los problemas efectivamente se resuelvan.

Credito
RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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