Lo que viene después de Urrutia

Recordarán los lectores que desde este espacio nos sumamos a las voces que pedían la renuncia del embajador Carlos Urrutia por el bien del país. Era necesario que se fuera y pudiera ejercer su defensa sin comprometer los intereses nacionales.

Recordarán los lectores que desde este espacio nos sumamos a las voces que pedían la renuncia del embajador Carlos Urrutia por el bien del país. Era necesario que se fuera y pudiera ejercer su defensa sin comprometer los intereses nacionales. Ahora, María Emma, Néstor Osorio o la misma María Ángela Holguín pueden desempeñar un papel menos cuestionado al frente de la importante misión de Colombia en Estados Unidos.

Ido Urrutia, el debate apenas comienza. Deberá quedar claro el papel de su oficina de abogados en las sofisticadas operaciones que le permitieron a Riopaila hacerse con cientos de hectáreas de tierras que gozaban de la protección de la Ley 160 emanada en 1994. Podría ser un momento para que el Consejo Superior de la Judicatura por fin se luzca y adelante una investigación seria que imponga un precedente entre las grandes firmas de derecho en el país.

Luego, habrá que instar a los empresarios del campo que pudieron haberles hecho trampa a los campesinos para que expliquen con claridad sus actuaciones. Finalmente, ellos siguen disfrutando de esas tierras y si la justicia no les pide que las restituyan, estaremos ante la más descarada confirmación de que en Colombia la ley se hizo para unos pocos.

Pero más importante que todo lo anterior, es que el país se sincere y libre un debate sin nombres propios sobre el modelo agrícola que más nos conviene. ¿Debe permitirse irrestrictamente la inversión extranjera en el campo? ¿Debemos jugárnosla por un esquema de desarrollo a gran escala en el campo o es posible que permitiendo la pequeña propiedad campesina seamos igualmente productivos? ¿Acaso será un esquema mixto el punto medio que estamos necesitando?

El Gobierno tardó mucho para poner sobre el tapete todas esas preguntas y aún ni siquiera ha querido comprometerse públicamente con las respuestas que cree más convenientes para cada una de ellas.

Después del affaire Urrutia, lo que debe venir es la certeza de que hacer las cosas por la puerta de atrás no paga y una discusión a fondo y con argumentos que termine en las modificaciones legales a que haya lugar. Pero de frente.

Credito
JOSÉ MANUEL ACEVEDO

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