Cañón del Combeima

Alberto Bejarano Ávila

El Cañón del Combeima está de moda, y no por su valor ecológico y paisajístico, sino porque alguien, con sus razones, quiso cobrar el acceso al “Mirador de Los Sauces” (en Juntas) y tal vez por ello Cortolima señaló que “es prioridad controlar el ingreso de turistas al Cañón del Combeima para evitar contaminación”.
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Como oriundo y conocedor de tan mágico lugar que el mundo no conoce y que Ibagué desconoce cómo potencialidad estratégica de futuro, he de reiterar que el Cañón es tierra de nadie, los domingos y festivos son caóticos, sus caseríos crecen en desorden, se edifica sin criterio ni control, es tratado con desidia por los sucesivos gobiernos y la autoridad ambiental y solo en elecciones sus vecinos son visibles y elogiables.

Irónicamente allí casi todo “se prohíbe por ser zona de riesgo”, tesis facilista de quien ignora que el riesgo real emerge más de la torpeza humana que del Río Combeima y sus afluentes. Dado el caos y el potencial oculto del Cañón, hace tres años propuse liberar “el efecto Cañón del Combeima” como hecho de alto valor estratégico para el progreso de Ibagué, propuesta que ahora reitero sabiendo que, como otras, se ignorará o se descalificará con alguna frase destemplada. En apretada síntesis veamos las tres ideas contenidas en la propuesta:

Una. Buscar que la Unesco apruebe la parte alta del Cañón del Combeima como “Reserva de la Biosfera”, suceso que además de ubicarnos en el mapamundi ambiental, admitiría “el goce de la biodiversidad sin afectar paisajes, ecosistemas, especies y variaciones genéticas; favorecería un desarrollo económico y humano sostenible social, cultural y ecológicamente; estimularía la investigación, el monitoreo, la educación y el intercambio de información de temas relacionados con la conservación y el desarrollo local, regional y nacional”.

Dos. Instituir al Cañón del Combeima como Distrito Turístico en Área Protegida, dotándolo de normas e instrumentos de control para asegurar calidad y pertinencia ambiental en toda obra que allí se haga. Se inferirá que son dos instituciones hechas una: El Cañón como área protegida y como distrito turístico. El Municipio, el Departamento y Cortolima concertarían análisis, estudios y concreción de la iniciativa. Algunas regiones de Colombia tienen sistema de áreas protegidas (Sirap) y el modelo de Distrito Turístico en Área Protegida es conocido en países modernos y por ello ha merecido atención de algunas universidades colombianas.

Tres. Fundar el “Patronato Cañón del Combeima”, entidad mixta que regularía y certificaría cada proyecto a realizar en la zona protegida. Éste ente estaría integrado por organizaciones comunitarias, empresarios del Cañón, Alcaldía, Gobernación, ambientalistas, científicos en varias disciplinas y expertos en turismo y tendría altos estándares de gestión, funciones bien definidas y presupuesto propio a efectos de que Ibagué logre sitio especial en el mapamundi de destinos turísticos naturales, culturales y científicos y ponga freno a los depredadores de recursos naturales que arruinan los frágiles ecosistemas de las cordilleras y los páramos.

ALBERTO BEJARANO ÁVILA

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