Parabienes a El Nuevo Día

Alberto Bejarano Ávila

Estaba en mora de ofrecer mis parabienes a El Nuevo Día por sus 28 años de perseverante y comprometida tarea mediática que nos permite a los tolimenses reconocernos en nuestra memoria histórica, evita que nuestra identidad se destiña aún más; hace posible que hasta en el más remoto lugar del orbe nuestra diáspora esté en diario contacto con cuanto sucede en su tierra, genera un balance continuo de hechos loables y condenables que reconfortan, enorgullecen o nos hacen sonrojar ante al país y el mundo y permite que, respetuosamente, podamos asentir y disentir sobre las diversas preocupaciones y visiones.
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En un país donde muchos atizan el oscurantismo y el fanatismo irracional, END contribuye a que la ignorancia y los odios no degraden la convivencia y se conviertan en ese caos moral que, al negar las ideas vitales, hace inviables a muchas sociedades. La línea editorial de END, así lo juzgo, reconoce que la diversidad de pensamiento es fortaleza y no amenaza y ha sido fundamental para que el Tolima sea visible, no solo frente a los extraños, sino ante nosotros mismos, pues de diversas maneras y así sea en virtualidad, nos permite descubrir en nuestra geografía y nuestra historia, singularidades intrínsecas de una región compleja que merece mejor suerte porque está colmada de virtudes, riquezas, potencialidades y oportunidades. 

Al escribir este artículo vienen a la mente algunos pasajes anecdóticos, como la publicación, a título de separata mensual en END, de la revista Signos y Hechos con un tiraje, si recuerdo bien, de 40 mil ejemplares, revista que nunca pecó de farandulera o apologista de vanidades y, con claro enfoque contextual, mantuvo una postura analítica y propositiva para insistir en que el Tolima tiene que ser reconstruido moral y políticamente, tesis que luego de tantos lustros continúa siendo válida pero incomprendida. Con esa alianza mediático-cooperativa se trabajaba para construir futuro y no reeditar naderías, engaños y sofismas distractores.

Haciendo memoria recuerdo que en Cooperamos se hizo una o algunas reuniones en la fase previa a la constitución de END y recuerdo también que en un vuelo de Aires Ibagué Bogotá compartí asiento con Don Alejandro Galvis y allí, luego de cruzar algunas opiniones sobre el Tolima, Don Alejandro empezó a escribir apuntes y a hacer trazos sobre un ejemplar de END de esa fecha  (comprensibles solo por quienes arman periódicos) y me solicitó que de regreso lo hiciera llegar a la redacción, encargo que oportuna y gustosamente cumplí.

Más anécdotas de mi vieja cercanía con END tendría para contar, pero ni son relevantes ni el espacio lo permite. Creo que el reconocimiento y el apoyo de todo tolimense a END debe ser incondicional porque si bien ningún medio logra satisfacer a cada quien, y no debe estar al servicio de nadie en particular, END siempre ha mostrado su compromiso con un Tolima diverso y fértil que necesita reencontrar sus más altos y nobles intereses para evitar que lo sigan maltratando y empobreciendo. Larga, iluminada y exitosa vida para El Nuevo Día.

ALBERTO BEJARANO ÁVILA

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