De líderes el futuro…

Alberto Bejarano Ávila

De líderes el futuro, de gamonales el pasado. Ésta es buena dualidad para examinar el perfil del liderazgo requerido para conducir al Tolima hacia la modernidad y la democracia política y económica o, si así lo deseáramos, para evitar que siga ligado al pasado. Como el estilo de liderazgo es vital para comprender las sinergias o los lastres que se producen en la dinámica social y económica y dado que estos temas, siendo cruciales, son ignorados en los ejercicios prospectivos, aventuro unos apuntes sobre la caracterización del liderazgo demócrata y el gamonalato autócrata, pues de ellos depende que el Tolima levante cabeza o la hunda más.
PUBLICIDAD

En el siglo XIX Tomás Carlyle impuso la teoría de que “la historia se justifica en gran medida por el impacto de los grandes hombres con carisma personal, inteligencia, sabiduría y dotes políticos”. Esta teoría contrastaría con la de Herbert Spencer, quien señalaría luego que “los grandes hombres son en realidad productos de sus sociedades y que las acciones de éstos son imposibles sin las condiciones sociales que los precedieron”. Frente a estos juicios opino que lo individual y lo colectivo expresan una misma naturaleza y que los eruditos omitieron opinar sobre los “pequeños hombres” y las sociedades que los endiosan o se los aguantan.

En algún texto decía que en el Tolima muchos somos olvido, nadie es leyenda y algunos son historia y que, de algún modo, ello explica la relativa intrascendencia de la región. Necesario es regresar al asunto diciendo que es imposible imaginar a Mandela, Gandhi, Bolívar, Martí, Churchill, San Martin, Policarpa, el Cacique Calarcá y otros nombres legendarios, borrachos de ego, sin objetivos superiores y obrando con deshonor para obtener honores. Grosero es que alguien quiera ser leyenda siendo petulante y no discreto, rodeado de séquitos y áulicos y no de asesores y equipos de trabajo eficientes, siendo “autista” y no dialogante, ultrajando subalternos y contradictores y obrando como diosecillo y no como servidor.

¿Qué es decadencia? El DIRAE así lo define: “declinación, menoscabo, principio de debilidad o de ruina”. De ahí dos preguntas decisivas: ¿es o no decadente la región donde hay patente y crónico desempleo, corrupción, dejadez y atraso en general? ¿La decadencia la causan los líderes del pasado, del presente, la mentalidad, el destino? Eludo el “dilema del huevo y la gallina” y alego que los líderes de hoy tienen que sentar las bases de un futuro sin camarillas, clientelismo, caudillismo, nepotismo y corrupción, pues tanta aberración junta es letal para el Tolima porque, al pervertir el enfoque correcto del desarrollo, agiganta la decadencia.

Aunque es utópico, nuestros dirigentes públicos podrían entender (“rectificar es de sabios”) que el Tolima padecerá atraso hasta cuando dejemos de creer que la autocracia narcisista, la avaricia y el saqueo del erario escriben páginas decentes en la historia tolimense y cuando creamos que el progreso sólo es posible con liderazgo colectivo, visionario, contextualizado, y demócrata, o lo mismo, que “nosotros somos mucho mejores que usted o que yo”.

ALBERTO BEJARANO ÁVILA

Comentarios