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A finales del siglo XX la aún hoy no entendida tarea de construir región ocupaba a personas que creían que la visión estratégica del desarrollo tolimense partía de la lectura de cómo se formó y cómo se expresaba la caracterización social de nuestra región, lectura que obligaba entender el reacomodo de la histórica movilidad social interna e igual saber que el atraso fuerza a miles de tolimenses a buscar horizontes en otros sitios del mundo; hoy esa diáspora de nacimiento y raíz tolimense puede ser factor decisivo del desarrollo, pero, para desgracia algunos insignes gobernantes y líderes sociales y económicos no quieren reconocerlo.
¿Para qué la “Casa del Tolima”? Lo explico recordando que la gran presencia de tolimenses en Bogotá (núcleo institucional, tecnológico, mediático y más) hizo que Cooperamos, a fines del siglo XX, convirtiera aquel lugar en punto de encuentro con nuestra diáspora para tejer “la tolimensidad”; embajada para invitar a organismos del país y el mundo a acordar planes de cooperación internacional y trasferencia de saberes; sede casual del gobernador, alcaldes y líderes del Tolima; epicentro de ruedas de negocios, exposiciones, conferencias, contactos con entidades cooperativas del mundo, reuniones con diplomáticos, presentación de fiestas autóctonas y más acciones por la región. La “Casa del Tolima” fue un proyecto estratégico.
La falta de cordura hace que en toda “visión estratégica del Tolima” el antropocentrismo se ignore y el centrismo económico sea guía superior y, por ello, hoy la economía es más ajena que propia, y la propia se estancó. Para reparar tan grave yerro, una estrategia sería la “Casa del Tolima” debidamente potenciada por una alianza público-privada. Continúa...
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