“Casa del Tolima”, proyecto estratégico (I)

Alberto Bejarano Ávila

Hace poco expresé mi desconsuelo por el abandono en que se hallaba la “Casa del Tolima” en Bogotá y ahora ese inmueble está en venta, decisión que evidencia cómo algunos líderes desconocen las bases para construir progreso y creen que andando hacia atrás hallarán el futuro. Ilustres líderes, nuestro progreso asomará si rehacemos el tolimensismo y buscamos el reencuentro de los tolimenses; así lo entendimos siempre y por ello en los años noventa Cooperamos tomó en comodato esa sede para realizar desde allí planes estratégicos que se truncaron, pero que hoy evoco porque, sin duda, aquella fue la única época en que la “Casa del Tolima” no albergó clientelismo y cumplió una digna función por el desarrollo tolimense. En Bogotá, entre oriundos y descendientes, hoy residirían tantos tolimenses como los que habitamos el Tolima, pues desde la violencia de los 50, incesante fue el éxodo de paisanos, éxodo que continúa porque en el Tolima la situación ha venido empeorando, y hoy ya no tanto por violencia como por atraso, desempleo, falta de oportunidades, sordidez política, falta de análisis orgánico, corrupción y más males que cada vez alejan al Tolima de ser tierra propicia para que los jóvenes logren sus sueños y más bien se muestra como territorio hostil para los propios porque sus líderes porfían en hacerlo atractivo para la inversión externa.
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A finales del siglo XX la aún hoy no entendida tarea de construir región ocupaba a personas que creían que la visión estratégica del desarrollo tolimense partía de la lectura de cómo se formó y cómo se expresaba la caracterización social de nuestra región, lectura que obligaba entender el reacomodo de la histórica movilidad social interna e igual saber que el atraso fuerza a miles de tolimenses a buscar horizontes en otros sitios del mundo; hoy esa diáspora de nacimiento y raíz tolimense puede ser factor decisivo del desarrollo, pero, para desgracia algunos insignes gobernantes y líderes sociales y económicos no quieren reconocerlo.

¿Para qué la “Casa del Tolima”? Lo explico recordando que la gran presencia de tolimenses en Bogotá (núcleo institucional, tecnológico, mediático y más) hizo que Cooperamos, a fines del siglo XX, convirtiera aquel lugar en punto de encuentro con nuestra diáspora para tejer “la tolimensidad”; embajada para invitar a organismos del país y el mundo a acordar planes de cooperación internacional y trasferencia de saberes; sede casual del gobernador, alcaldes y líderes del Tolima; epicentro de ruedas de negocios, exposiciones, conferencias, contactos con entidades cooperativas del mundo, reuniones con diplomáticos, presentación de fiestas autóctonas y más acciones por la región. La “Casa del Tolima” fue un proyecto estratégico.

La falta de cordura hace que en toda “visión estratégica del Tolima” el antropocentrismo se ignore y el centrismo económico sea guía superior y, por ello, hoy la economía es más ajena que propia, y la propia se estancó. Para reparar tan grave yerro, una estrategia sería la “Casa del Tolima” debidamente potenciada por una alianza público-privada. Continúa...

ALBERTO BEJARANO ÀVILA

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