CONTRACORRIENTE (VII)

Alberto Bejarano Ávila

c) Reconstruir tejido social a partir del reencuentro de los tolimenses. Desde cuándo empezó la violencia, años cincuenta o antes, los historiadores lo dirán, el Tolima padece una escisión sociológica de nunca acabar que origina rupturas familiares y fuga sostenida del talento que destroza el espíritu y la perspectiva progresista tolimense.
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Tan evidente, grave e imparable tragedia que se soslaya y excluye en la incoherente “teorización política”, en la investigación académica corta en pertinencia y en los mentideros donde arreglan al país sin empezar por el Tolima y de ahí la mediocridad de la prospectiva planteada sin saber, ej., cuántos somos realmente los tolimenses, dónde habitamos, en qué nos ocupamos, porqué migramos, cuál es el grado de normalidad o anormalidad de la incesante emigración de los tolimenses, qué consecuencias positivas y negativas origina.

Todo ello, y más, es esencial para concebir y proyectar el futuro tolimense desde el enfoque antropocéntrico y por tanto incluyente para evitar que el tolimense sea convidado de piedra del desarrollismo o voto para la politiquería y reconocerlo como sujeto miembro de familia con quien debemos construir y compartir prosperidad. 

Desde el enfoque antropocéntrico y dada la escisión sociológica, veremos que existe un Tolima físico, el territorio de 24 mil km2 habitado por un millón y medio de personas y que existe el Tolima virtual, en Colombia y el mundo, donde residen dos o más millones de tolimenses (?) o la diáspora, que por carencia de oportunidades en su tierra sufre nostalgias y ansiedades. Este enfoque se extrapola a los 47 municipios, pues, aunque subyacente, es cierto que todo municipio es físico, quienes allí habitan y virtual, quienes habitan en Ibagué u otro lugar del Colombia o del mundo

La diáspora aporta al Tolima ingentes recursos y oportunidades que son invisibilizados por el mundillo político-gubernamental para ocultar la mediocridad con que manejan al Tolima físico. Debe saberse entonces qué sería de la economía regional sin remesas, inversiones en negocios e inmuebles, información, cooperación y más aporte del Tolima virtual, aporte que muchos ven como estadística, pero no como hecho sociológico y por ello a quienes interesa examinar otras visiones, esto suelo sugerir: poner en cada platillo de una imaginaria balanza a la diáspora y a quienes habitan el territorio y luego juzgar cuál Tolima aporta más a nuestra cotidianidad y es habitual oír que el virtual, por su amplia visión del mundo, de modernidad, de economía, de política y por ser más estructurado, experimentado, solidario y osado.

Creo a pie juntillas que es majadería pensar el futuro del Tolima sin pensar el reencuentro de los tolimenses en su real dimensión sociológica, o igual, sin pensar a más de tres millones (?) de tolimenses unidos por una causa. Por ello el algún artículo sugerí que el edificio Hotel Ambalà (que desidia), fuese laboratorio sociológico para exaltar el antropocentrismo como faro de la visión futurista del Tolima. Lo dicho tendría que sustentarlo, pero como siempre, orejas sordas porque la politiquería ya se está ocupando del progreso tolimense. Continúa…

 

ALBERTO BEJARANO ÁVILA

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