Colombianos, pero federalistas (II)

Alberto Bejarano Ávila

Su orografía, su ubicación, sus recursos naturales, su reconversión sociológica y su marchita pero redimible identidad, hacen del Tolima un territorio con enorme potencial para alcanzar un alto grado de desarrollo y calidad de vida y, por ello, a los tolimenses debería causarnos vergüenza los cada vez más pálidos indicadores de desarrollo a los cuales suele responderse con ruidajo politiquero inflado con humo de genialidad.
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Así el liderato centralista del Tolima le rehúya, el federalismo es el único modelo recomendable y ejemplos pueden ser el Canadá provincial, la autonomía española, el cantón suizo, el federalismo alemán y más modelos de geopolítica regionalista desarrollada, moderna y con un civismo para nos desconocido.

Pero este u otros modelos geopolíticos exitosos no serán referentes para el Tolima mientras exista esa miope lógica política que apoca nuestro imaginario del desarrollo por estribar en el impúdico personalismo convertido en peste endémica, que la psicología social y la ciencia política debería estudiar. Tal aberración queda al desnudo cuando vemos (y todos lo vemos) que los viejos, irresolutos y graves problemas (desempleo, movilidad, violencia, corrupción, etc.), que deberían ser fin superior de la lucha política, se instrumentalizan para utilizarlos como comodín electoral y luego, quienes ganan, igual usan el poder para beneficio personal y, los perdedores, se esfuman hasta la elección venidera. Recuérdese que, a casi todos ellos, los avaló esa mezcolanza partidista, cuya visión del Tolima es únicamente electorera.

El personalismo pervive por estar en el ADN del magín político tolimense, razón que explica por qué, en cada elección, el quid del “acierto” gira en torno a cuál es mejor candidato para solucionar los problemas y “traer” desarrollo y claro, “los mejores sobran”. Algunos creemos urgente alejar esa peste ególatra y por ello no buscamos jefe político sino socios para iniciar el cambio tolimense y ello exige diferenciar el individualismo de la individualidad, porque lo primero falsea las nociones de sociedad y visión compartida de futuro y lo segundo reconoce la calidad humana que debe guiar el proceso del cambio, pues son los individuos talentosos y unidos por la identidad y los grandes derroteros, quienes deben fungir como gobernador, alcaldes, concejales, diputados o pensadores que, insisto, en el municipio que sea y el cargo que les corresponda, están ligados a una misma causa suprema, transformar al Tolima.

Como el personalismo y él decadente partidismo lleva al Tolima hacia el atraso y no hacia la modernidad y la calidad de vida, es obligación acentuar que es error garrafal pensar que un sujeto mesiánico y ególatra librará al Tolima de su progresivo atraso y que es un colectivo, o lo reitero sin eufemismos, un partido político tolimensista, fundado y liderado por genuinos progresistas, el que concitará la voluntad de miles de tolimenses, presentes o en la diáspora, para afirmar el federalismo y, bajo su égida, redimir al Tolima. Como colombiano con espíritu crítico respaldo el cambio y, como tolimense hastiado de tanta mediocridad, propongo, al verdadero progresismo, crear un partido federal-tolimensista para construir historia.
 

ALBERTO BEJARANO ÁVILA

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