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Porque del 2023 y de años anteriores queda el sinsabor de no haber hallado siquiera mínimo interés para conversar sobre temas trascedentes respecto al futuro tolimense, hoy sugiero, a quienes les preocupa el mañana de sus hijos y el de las nuevas generaciones, que propicien diálogos sobre el qué hacer, para que la inercia, el azar y la arcaica y casi siempre mezquina mentalidad no sigan guiando nuestros destinos. Para que ese hasta ahora frustrado diálogo inicie por buen camino, diría que el primer acuerdo a lograr (en ello seré recurrente) es sí debemos pensar el desarrollo tolimense como estadio superior de vida y seguir pensándolo desde las pequeñas obras, pues ello determinaría si el horizonte tolimense será trascedente o continuará aprisionado por un pasado medioeval y decadente.
Digo lo anterior porque inicia nuevo cuatrienio de gestión pública precedido de “premios y homenajes” a gobernantes que, como los de siempre, cumplieron con la elemental y mínima obligación de invertir recursos del erario en pequeñas obras y, salvo la corta y utilitaria Visión Tolima 2050, nunca invitaron a pensar el futuro tolimense desde la modernidad, la civilidad, la inclusión social, el humanismo y la calidad de vida. Aunque por su crudeza no sea de buen recibo, debo afirmar que, hasta hoy, nada extraordinario se ha hecho para cambiar el rumbo tolimense y por ello es fantasioso y delirante hablar de gestión histórica y, por tan inequívoca razón, la institucionalidad tolimense, pensadores y medios, tendrían que ser más rigurosos en sus juicios de valor para ayudar a que la gestión pública origine sucesos transformadores y no continúe reeditando un pasado regresivo y empobrecedor.
Finalmente, y así no sea con alardes emocionales, agradezco sinceramente a todos aquellos que estuvieron presentes en circunstancias cruciales y me ofrecieron su voz de aliento y leal consejo. Expreso mi gratitud porque entiendo que la ingratitud no tiene memoria y siempre tiene nuevo interés y por ello con el ingrato siempre estaremos en deuda y nunca tendremos méritos. Igual agradezco a quienes toleraron mis críticas y mi negativa a contemporizar con la mentalidad dominante en el Tolima y con la renuencia a conversar sobre cuál es el camino correcto que debe transitar el Tolima para alcanzar sitio digno en la historia.
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