Secuelas de aquel 19 de abril

Alfonso Gómez Méndez

Otro domingo 19 de abril –el de 1970- ocurrió uno de los cuatro hechos del siglo XX que cambiaron, y para mal, nuestra historia: la discutida elección de Misael Pastrana como último Presidente del Frente Nacional (FN).
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Y el asesinato de Gaitán en 1948; el exterminio sistemático de la Unión Patriótica y líderes de izquierda como Jaramillo y Pizarro; y el asesinato de Galán, que en 1990 hubiera sido Presidente en nombre de un liberalismo unido y vigente.

En 1966 Carlos Lleras, candidato del FN, fue elegido tras larga y meritoria vida pública. Fue un gobierno de grandes transformaciones. En lo económico dispuso el control de cambios por decreto 444 de 1967, curiosamente el mismo número del que acaba de dictar Duque en emergencia económica sobre el manejo de pensiones de entidades regionales.

Impulsó la reforma del 68 y modernizó el Estado. En el Congreso, esa reforma produjo dos hechos accidentales: la renuncia del presidente Lleras no aceptada por el Senado y la del ministro de Gobierno Misael Pastrana por el manejo en su trámite y que al ser aceptada -manes del destino- motivó el nombramiento del “Tigrillo” Noriega, quien escribió en libro que sin que el alto Gobierno ni el candidato triunfante lo supieran ese 19 de abril un fraude electoral le arrebató el triunfo a Rojas.

El final del Gobierno Lleras se enredó por el auge de la Anapo -fundada por el antiguo dictador juzgado por sus enemigos políticos y absuelto por la CS en 1967- y por el “truculento” debate del controvertido Nacho Vives contra Enrique Peñalosa Camargo y Miguel Fadul, quien luego fue a la cárcel porque López Michelsen le demostró en debate senatorial que había falsificado la firma de los funcionarios.

En ese ambiente y en turno el Conservatismo aspiraron a la nominación oficial Misael Pastrana -entrenado por los Lleras en varios ministerios-, Evaristo Sourdís, de la Costa Caribe, y Belisario Betancur. Había ganado Sourdís, pero en hábil maniobra Ospina Pérez hizo repetir la votación y dejó la escogencia a la Dirección Liberal que con la excepción del “Cofrade” Palacio Rudas, se inclinó por Pastrana. El país se “acostó” con un ganador -Rojas Pinilla- y amaneció con otro: Pastrana. Varias secuelas dejó ese episodio, tachado de fraude y aún no aclarado plenamente.

Años antes del coronavirus Carlos Lleras decretó el toque de queda y encerró a los bogotanos el 21 de abril. Por la discusión ante el escaso margen, Pastrana presentó sin éxito un proyecto sobre doble vuelta, luego acogido por la Constituyente. Según muchos de sus protagonistas como Navarro, para hacer respetar el triunfo electoral de Rojas surgió el M-19 como movimiento nacionalista y no comunista bajo el lema “con las armas, con el pueblo, con María Eugenia al poder”.

Fue una guerrilla que causó muchos dolores de cabeza a los gobiernos: la toma de pueblos, el asesinato de José Raquel Mercado, la toma de la Embajada Dominicana superada políticamente por Turbay y del Palacio de Justicia enfrentada militarmente por Betancur -a quien por cierto apoyó la Anapo-, el secuestro de Álvaro Gómez, con final negociado y uno de los orígenes de la actual Constitución. Después vino el exitoso proceso de Paz con Barco.

El M-19 entregó las armas y le apostó con éxito a la política. Sacó un tercio de la Constituyente y la presidió con uno de sus antiguos secuestrados. Luego obtuvo 9 senadores y poco a poco declinó, minimizado en distintos partidos.

Rosemberg Pabón -“el comandante ante uno” de la toma de la Embajada- y mi amigo y compañero de estudios Everth Bustamante terminaron en el centro democrático y quien lo creyera: Uno de sus comandantes, -con Bustamante miembro de la coordinadora nacional de base- luego de un fugaz paso por opción ciudadana de otro de los ex militantes Luis Alberto Gil, Carlos Ramón González quien fue el fundador del Partido Verde y sigue siendo uno de sus ideólogos y lideres hasta el punto de que de él han dependido avales entre otros a Peñalosa, Lucho Garzón, Antanas Mockus, Sergio Fajardo, y varios mandatarios locales en Bogotá, Cali, Bucaramanga y otras ciudades. Todo por “aquel 19 de abril”·.

Y por si faltara otra paradoja, Andrés, el delfín de Pastrana, se la jugó toda por La Paz con el despeje del Caguán. ¿Si viviera, qué diría el “Tigrillo” Noriega?

ALFONSO GÓMEZ MÉNDEZ

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