Historias verdaderas y falsas

Alfonso Gómez Méndez

Gran aporte al conocimiento de nuestra historia ha hecho el abogado y escritor Óscar Alarcón Núñez, con la publicación del texto “Pasado, presente y futuro de la Procuraduría General de la Nación, 190 años”. Con sus ya reconocidos dotes de historiador, hace un recorrido sobre el surgimiento y vicisitudes de una institución indisolublemente unida a nuestra vida republicana.
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Nada dejó escapar: normas, constituciones, personajes, momentos estelares, avatares políticos y desde luego el inmenso papel en defensa de la legalidad y del Estado de Derecho. Hay también muchas curiosidades. Uno de los primeros procuradores generales fue don Florentino González, casado con una de las Ibáñez, conspirador septembrino, lo que le costó el exilio que por cierto lo llevó a convertirse en una especie de padre del derecho constitucional argentino. Llegó a la Procuraduría por elección popular.   

Era tal el peso de la Procuraduría en el siglo XIX, que el jefe del Ministerio Público en determinadas circunstancias reemplazaba al Presidente, es decir, tenía lo que se llamaba “vocación” presidencial. Varios procuradores fueron presidentes por cortos periodos de sucesión. El más conocido es don Bartolomé Calvo, cuyos restos están en la Catedral de Cartagena. Entre los presidentes titulares, fue Procurador José Vicente Concha. 

Paradójicamente, aun cuando en vigencia de la Constitución del 86, teóricamente el Ministerio Público se ejercía “bajo la suprema dirección del gobierno”, casi nunca ocurrió en la práctica. El sistema de terna exclusiva del Presidente y elección por la Cámara de Representantes, no tuvo mayores dificultades, sin necesidad de tantos “concursos y exámenes”. Mario Aramburo, Carlos Mauro Hoyos y Horacio Serpa Uribe fueron designados por ese sistema y son recordados como procuradores independientes. Pero también habla del presente y del futuro. Reseña la amplia gestión del Procurador Carrillo en temas como el acercamiento de la Procuraduría a las regiones, la digitalización, y los avances hacia el expediente virtual.  

El proyecto sobre descentralización y vinculación de las entidades territoriales más el que armoniza las funciones que le asignó la Constitución del 91 con la decisión de la Corte Interamericana sobre investigaciones a funcionarios de elección, merecen seguir siendo discutidos en el parlamento, con la participación de la nueva Procuradora Margarita Cabello, de sólida formación jurídica. 

Y de otra historia, pero falsa, no puede dejarse pasar por alto la peregrina especie de que un Presidente Liberal como Virgilio Barco, comprometido con la Paz, la defensa de los Derechos Humanos y la legalidad pudo haber tenido alguna participación en el exterminio de la Unión Patriótica.  

El periodista Alberto Donadio se ha ganado el respeto por sus serias investigaciones plasmadas en textos como el “Jefe Supremo”. Pero esta vez, se le fueron las luces o se dejó engañar de una fuente anónima para elaborar la hipótesis inverosímil de que un cazador de nazis convenció a Barco de que la forma de acabar con la guerrilla era matando a los miembros de un partido político. 

Esa hipótesis no tiene ni pies ni cabeza. Sí hubo sectores del Estado que pudieron estar comprometidos en semejante crimen. Pero de ahí a decir que el Presidente fue quien los ordenó hay una distancia sideral, que supone además, acudiendo a testimonios de muertos, manchar la imagen de quien, me consta como Procurador General de entonces, hizo muchas cosas para combatir el paramilitarismo. Creó como delito la conformación de grupos paramilitares o escuadrones de la muerte, principales autores de los asesinatos contra la UP.  

Bajo la dirección del General Gómez Padilla creó el Cuerpo Especial Armado para combatirlos. Designó 15 alcaldes de la UP. Nombró Ministro de Justicia a Guillermo Plazas, quien había hecho alianza con Alberto Rojas, líder de la UP a quien nombró embajador para salvarlo. Con el perdón de los lectores debo mencionar que me designó como Procurador, habiendo sido Representante a la Cámara en alianza liberal en el Tolima con la UP. Hizo la Paz con Pizarro y adelantó conversaciones con las Farc. ¿Cómo puede entonces creerse semejante infamia?

ALFONSO GÓMEZ MÉNDEZ

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