El diputado Raúl Rojas

Alfonso Gómez Méndez

La reciente muerte del honesto y convencido dirigente Raúl Rojas González, hombre honrado y comprometido como pocos con sus ideas de izquierda que lo llevaron a militar en el partido comunista, evoca en mi memoria no solo recuerdos de infancia y juventud en Chaparral, sino de la actividad política en mi querida tierra tolimense.
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Su padre, don Tiburcio Rojas, era cliente de la sastrería de mi padre Federico, y además su amigo con quien cuando venía del campo hablaban de política, ya que para entonces mi admirado progenitor militaba en las filas del MRL, y a la sastrería llegaba el periódico “Voz de la Democracia”, órgano de difusión del partido comunista, así como las revistas “Documentos Políticos” y “Problemas de la Paz y del Socialismo”. 

Recuerdo también la solidaridad de mi padre con la familia cuando Raúl estaba preso, en Ibagué. Oliva Campos, bella y esbelta mujer, que sería su esposa, en una época colaboró en la sastrería familiar, mientras yo adelantaba mis estudios de bachillerato en el Colegio Murillo Toro.

Todos en Chaparral sabían de su militancia política y se la respetaban. Todo el tiempo pensaba en la revolución socialista que mejoraría la situación de campesinos y obreros. Con franqueza y altivez defendía sus ideas y siendo un apóstol de la causa vivía en medio de afugias económicas. Era tan transparente, que vivía en una humilde casa con su familia, a pocas cuadras del Batallón Caicedo en Chaparral.

Nunca lo movió ningún interés económico, y casi que como los sacerdotes, a pesar de sus necesidades, cuando fue Concejal o Diputado entregaba el sueldo a las arcas del partido.

Cuando por invitación de varios dirigentes tolimenses como Rafael Caicedo Espinosa, Alberto Rocha Alvira, Hernando Mejía Caicedo, y desde luego Alfonso Jaramillo Salazar y su combativa esposa Hilda de Jaramillo, acepté entrar en la controversia electoral, hicimos una alianza política que se llamó “Tolima Libre” para combatir con las ideas y los votos a la hegemonía política de entonces en el Tolima. 

En esa alianza integrada por los Jaramillo, un sector del nuevo liberalismo, la unión patriótica y mi incipiente movimiento denominado “Rescatemos el Sur”, con su decisiva participación, Raúl Rojas evocó ante las directivas de la Unión patriótica, los nexos que desde muchos años atrás nos unían. Guillermo Alfonso Jaramillo, Rubén Darío Ramírez, Wilson Rubiano, Camilo Gonzales, Raúl Rojas, entre otros, recorrimos el departamento, sobre todo el sur, agitando las ideas renovadoras.

En 1986, él y yo fuimos elegidos concejales de Chaparral. Raúl fue además muchos años Diputado a la Asamblea del Tolima. Soportó con estoicismo la muerte de algunos de sus hijos, víctimas de la violencia. Resistió este y muchos más golpes como la prisión de él y de su esposa, injustamente acusada, a quien visité siendo Procurador y nos dimos un estrecho abrazo que nos hizo llorar a ambos recordando a mi padre sastre.

Cuando en 1988, se adelantó la primera elección popular de alcaldes, en Tolima libre, le pedimos al dirigente cafetero y respetado hombre público, Maclovio Alvira Jácome que aceptara la candidatura a la alcaldía de Chaparral -siendo hasta ahora el mejor alcalde en la historia del municipio- Raúl, como dirigente comunista, tuvo una cierta reticencia por considerar que Maclovio pertenecía a la “aristocracia” de Chaparral. 

Le conté el episodio al presidente López Michelsen y me dijo: “dígale a ese dirigente de la UP, que no hay motivo para el temor, pues su partido tiene de candidata a la alcaldía de Bogotá, a mi sobrina que es López Obregón Holguín”. Hasta ahí llegó la reticencia de Raúl y fue definitivo para esa elección. Así era el: transparente, frentero, consecuente con sus ideas, y un demócrata. Su partida es sin duda una pérdida para la izquierda democrática, para Chaparral y para el Tolima. 

Sus hijos -Oliva partió hace un tiempo- deben sentirse orgullosos del padre que tuvieron. El Tolima lo llora.

ALFONSO GÓMEZ MÉNDEZ

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