La educación es el camino: Dos ejemplos en el Tolima

Alfonso Gómez Méndez

Ojalá que en el tiempo que falta para que culmine esta larga y prematura campaña presidencial, las docenas de candidatos, o los que queden después del necesario proceso de depuración, entren al terreno real de la política, dejando de lado la pura mecánica electoral.
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Ahí es en donde los ciudadanos pueden encontrar diferencias sobre el cómo resolver los temas “gordos”: recuperación total del territorio,  seguridad ciudadana, restauración de la confianza en el aparato judicial, pasando por su despolitización, la separación absoluta de poderes, establecimiento real de responsabilidades judiciales y políticas para los inescrupulosos o descuidados administradores de la “cosa pública”, manejo del narcotráfico, corrupción  y la forma de combatir la desigualdad social. 

En este orden, sin necesidad de haber leído a Piketty, ya es casi un lugar común sostener que si Colombia quiere dejar de ser uno de los países más desiguales de la región, en el que casi todo llega por herencia: bienes, privilegios, canonjías y hasta  candidaturas presidenciales y al Congreso, el cambio debe ser estimular la educación  de calidad en todos los órdenes, totalmente gratuita en lo posible, pero vinculada al empleo y a las necesidades del aparato productivo del país. 

En una sociedad verdaderamente democrática, la educación y el esfuerzo personal deberían ser los únicos canales de ascensión social, económica y política. Hay que reconocer, que aún cuando falta, hace varios años Colombia emprendió ese camino. 

Desde 1936, con la reforma liberal de la revolución en marcha, se dio el primer tímido paso de la educación primaria gratuita cuando teníamos mayoría de analfabetos. 

Aún cuando se desnaturalizó por el tema de los intereses, en su momento fue un avance la creación del Icetex -gobierno de Ospina Pérez- para el suministro de créditos a los estudiantes de bajos recursos.  

El programa “Ser Pilo Paga”, abrió la brecha para que alumnos brillantes pudieran estudiar gratis en las mejores universidades del país. Con el impulso de las ministras María Fernanda Campo y Gina Parody, Juan Manuel Santos dio el salto al introducir la gratuidad en los establecimientos públicos de educación media. 

El gobierno Duque progresó significativamente, al establecer y financiar la educación superior -tecnológica y profesional- para los estratos uno, dos y tres. Hay que abonarle también que por primera vez el presupuesto de educación llegó a ser superior al de defensa. 

Falta mucho desde luego en la calidad de la educación, por ejemplo, el bilingüismo en todas las escuelas del país y la integración entre lo público y lo privado. 

Ese paso se ha dado en mi Tolima. 

En el sector público, el gobernador Ricardo Orozco, en plena pandemia y con recursos de la región, garantizó la gratuidad de la educación superior pública en la Universidad del Tolima, el Instituto Tolimense  de Formación Técnica Profesional, el Conservatorio del Tolima y, en los programas de formación complementaria de las escuelas normales superiores del departamento. 

Muchos de esos programas -agronomía, veterinaria, ingeniería forestal- tienen que ver con el desarrollo económico regional. 

En el sector privado, Alfonso Reyes Alvarado ha construido un sistema de educación que debería ser modelo en el país. 

La Universidad de Ibagué es una institución privada acreditada y de alta calidad, sus estudiantes en un 80% pertenecen a los estratos uno, dos y tres, cuyos padres, con amplísimos sistemas de créditos, la pueden pagar.  

Además, se estimula con becas a los mejores estudiantes. Tiene convenio con los Andes y otras universidades del país y del exterior. En todas las ingenierías los estudiantes pueden hacer sus primeros cuatro semestres en sus municipios de origen, con ayuda de las alcaldías y de la gobernación, solo a partir del quinto semestre tienen que trasladarse a Ibagué. Todos los estudiantes realizan su último semestre en la modalidad de “Pacto y Región” que consiste en que deben vivir con sus colegas de otras carreras en un municipio y apoyar proyectos que impulsen el desarrollo local. 

En el Tolima la universidad pública y privada se han unido para facilitar la educación de calidad. Ojalá los candidatos estudiaran este experimento.

ALFONSO GÓMEZ MÉNDEZ

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