El voto limpio

El voto es una de las posibilidades que la democracia ha establecido para tomar decisiones. Se pensó que debía ser secreto, porque cuando las decisiones se deben tomar dentro de un grupo, existe la posibilidad que la presión del grupo coaccione al elector impidiéndole una decisión libre.

Lo que se pretende, entonces, es el voto libre, sin constricciones, para que la elección que se tome pueda ser soberana y no impuesta.

La ética política de la democracia se sustenta en reconocer la libertad del ciudadano y su dignidad humana. Sin embargo, hay personas que consideran que la política se puede ejercer sin ética, sin importar si ese comportamiento hiere de muerte la democracia. Estos individuos son los que para hacerse elegir compran votos.

El que paga por un voto niega la dignidad de la persona. Es más, ve al ciudadano al que le propone la venta del voto, como una mercancía que se puede comprar, alquilar, endosar, manipular. Para el candidato que compra votos los electores son simples cosas vendibles, igual que el ganado, las gallinas, los marranos o las baldosas.

¿Por qué un candidato tiene que recurrir a comprar votos? No lo dude, porque no tiene ninguna otra forma legal de hacerse elegir. Y porque sabe que comprando votos elude responsabilidades. Cuando usted vota por un candidato, le deposita su confianza, y él a su vez, así sea de manera tácita, adquiere un compromiso con usted. Él estará obligado con usted a cumplir con lo prometido. Esa es su responsabilidad. Pero cuando ese candidato le compra el voto, al pagarle, ya no tiene ninguna responsabilidad con usted. Ya no podrá exigirle que cumpla sus promesas. Es decir, el que compra votos para hacerse elegir lo hace para gobernar sin responsabilidad.

¿Qué confianza puede sentir usted por un candidato que lo trata como un objeto, como una cosa a la que no le reconoce dignidad, y al que una vez usted le venda el voto, no le interesará cumplirle promesas y lo único que quiere es gobernar sin responsabilidad con usted ni con su familia? Tenga claro que el candidato que compra votos no tiene propuestas serias, no es ético, no conoce la ciudad ni sus problemas, no tiene claridad mental ni capacidad de comunicación. Si las tuviera se sentaría con usted y lo convencería. Pero como no las tiene, le ofrece algo a cambio de su voto.

Por los barrios se pueden ver grupos de muchachos y muchachas pagados por una campaña electoral con las negras intenciones de comprar votos. Para disimular las cosas, porque saben que eso está prohibido y que es ilegal, se inventan rifas de inodoros, bultos de cemento, tejas, planchas, ollas, bicicletas, etc. y llevan papayeras, lechona y mucho aguardiente. Mientras se agrupa la gente motivada por la necesidad y por los obsequios, la horda que viste camisetas negras, le toma datos, le entrega propaganda y lo prepara para ofrecerle comprar su dignidad humana, su dignidad democrática, su capacidad de elección libre, es decir, su voto.

Si quiere que el municipio quede en manos responsables, limpias y éticas, salvaguardando la democracia y con un futuro seguro, no venda su voto, no venda su honra, no negocie el futuro de sus hijos y de la ciudad. ¡Que no decidan por usted! ¡Vote limpio!

Credito
AGUSTÍN ANGARITA LEZAMA

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