Manuales de Convivencia y Derechos Humanos

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Hago parte de la Maestría en Educación de la Universidad del Tolima. Dirijo la línea de investigación en pedagogía de los derechos humanos. Uno de los aspectos que hemos investigado tiene que ver con los manuales de convivencia escolar (MCE) de las Instituciones educativas (IE).

Desde la Ley general de educación y del decreto 1860 de 1994 está establecido que cada IE debe tener un MCE que se realizará y actualizará con la participación de la comunidad educativa como parte fundamental del Proyecto Educativo Institucional. Se buscaba superar la vieja idea de reglamentos escolares donde primaba el autoritarismo y los deberes estudiantiles. Al abrirlos a la participación se buscaba democratizar y legitimar el sistema escolar.

¿Qué hemos encontrado? Que el autoritarismo no se ha desterrado del todo de la educación. Que directivas docentes, en algunas IE, utilizan a su amaño el MCE para hacer de las suyas, resultando en violación flagrante a los derechos humanos. La mayoría de estudiantes saben que existe un MCE pero desconocen a fondo su contenido.

No han participado en su actualización ni en procesos de socialización. Se sigue pensado por algunos que el MCE es un instrumento para imponer disciplina y obediencia, que la convivencia es aprender a ser dócil, servil acatando sin rezongar toda orden.

La escuela tiene la impronta de la vida misma. Los conflictos y cambios de la sociedad se reflejan en ella, por lo tanto, debe adaptarse a las veloces transformaciones que suceden en la cotidianidad. No hacerlo es vivir desfasada y atropellar a los miembros de la comunidad educativa. Si todo cambia, los MCE no pueden ser estáticos, definidos de una vez y para siempre.

El MCE es una herramienta en la que se consignan los acuerdos de la comunidad educativa para facilitar y garantizar la armonía en la vida diaria de las IE. Pero como se dijo, son los acuerdos logrados con la participación de la comunidad educativa, no las imposiciones de un rector o un cuerpo directivo que no les interesa la participación ni la democracia.

Los acuerdos logrados deben respetar los derechos humanos y aportar de manera significativa para la convivencia. Según la norma estos deben servir para la prevención del consumo de sustancias psicoactivas, resolver con oportunidad y justicia los conflictos y ser una instancia de dialogo y conciliación. Empero, tanto el consumo como la violencia escolar siguen creciendo.

Los estudiantes y padres de familia no conocen el MCE, los jóvenes son castigados sin el debido proceso, en ocasiones son desescolarizados ante cualquier conflicto, su derecho a la educación muchas veces es vulnerado y su voz no se escucha. Esto está ocurriendo en algunas instituciones públicas y privadas.

Es urgente que la Alcaldía y su Secretaria de educación organicen un plan de choque para evaluar este problema.

Que lideren y vigilen la actualización participativa y la socialización de los MCE para que realmente las IE sean semilleros de paz y concordia. La calidad de la educación también tiene que ver con el ambiente escolar, con el respeto mutuo y la no violencia.

Credito
AGUSTÍN ANGARITA LEZAMA

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