Las precursoras

Augusto Trujillo

En el Tolima, hablar de la mujer supone algunas referencias históricas. El Nuevo Día, en su última edición dominical, rindió merecido homenaje a la mujer tolimense, a través de ilustres figuras femeninas que honran a su país, a su región, a su familia. Ahora quiero recordar a las precursoras de estas insignes mujeres de hoy, que deberían formar en un sitial más destacado del que, actualmente, ocupan en la memoria de los tolimenses.
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Esa referencia comienza con una obligada mención a la Escuela Normal de Señoritas. Fundada en 1890 y puesta bajo la dirección de la educadora Bertha de Bastos, se convirtió en un establecimiento educativo de primer orden en el Tolima y en Colombia. No tenemos conciencia del significado histórico de la Escuela Normal en el proceso de construcción regional y de arraigo de factores que enriquecieron el activo espiritual del Tolima.

Fue, de seguro, una especie de universidad para las mujeres del Tolima, cuando no había muestra alguna de educación superior para nadie, en este departamento. Quizás ayudaron algunos dirigentes, preocupados porque la historia regional se escribiera con libros en la mente y no con fusiles en el hombro: Murillo Toro, José María Samper, Aníbal Galindo, incluso el propio general Manuel Casabianca, soldado de varias guerras, como gobernador del Tolima imprimió acento a los programas educativos.

La Normal nació en medio de amplia complacencia femenina por la posibilidad que brindaba a las mujeres de acceder a un nivel de formación profesional.  Pocos años antes, el célebre Conde de Gabriac había bautizado a Ibagué como ciudad musical, pues en casa de Isabel Varón Durán, una dama con notable influencia en la ciudad, comprobó que, en buena medida gracias a las mujeres, la música era suceso cotidiano entre los ibaguereños.

La Escuela Normal funcionó durante varias décadas en una cómoda sede, ubicada en la esquina de la calle 10 con carrera Quinta de Ibagué. Allí se encuentra hoy la Biblioteca Soledad Rengifo. En el año de 1940 se abrieron sus nuevas instalaciones en la carrera Quinta con calle 29. Actualmente funciona allí el Liceo Nacional de Bachillerato. El presidente Eduardo Santos, el ministro de Educación Jorge Eliecer Gaitán y el gobernador Mariano Melendro -cuya esposa Esther Castilla Ramírez, se formó en la Normal- presidieron los actos de inauguración correspondientes.

Mientras funcionó, la Escuela Normal de Señoritas fue, para el Tolima, una verdadera universidad femenina. Por sus aulas pasaron jóvenes mujeres de todo el departamento y de muchos otros sitios del país. No solamente formaron a múltiples generaciones, sino que se proyectaron como líderes de su comunidad e hicieron camino al andar. Ellas comenzaron a remover, con mucha más ternura que apremio, toda esa subcultura enquistada en siglos de preeminencia masculina.

En los nombres ilustres de Carmenza Rocha Castilla, María Cárdenas Roa y Soledad Rengifo Guzmán, quiero rendir homenaje a las mujeres precursoras, que en la primera mitad de la centuria anterior se comprometieron en la construcción de país. Sea también la ocasión de recordar un texto de la periodista Marrum Kairuz, publicado en diciembre de 1963 en el diario El Cronista, sobre las mujeres que hacían vivir a Ibagué, ya en la segunda mitad del siglo. Ojalá haya una próxima ocasión para reproducirlo.

AUGUSTO TRUJILLO MUÑOZ

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