Más diálogo y acciones por el empleo

Miguel Ángel Barreto

Se habla de desempleo estructural cuando las partes que conforman un sistema productivo arrastran un desequilibrio histórico en sus apuestas de crecimiento, productividad y competitividad, características que impactan negativamente en la generación de nuevos puestos de trabajo.
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Es el caso de Ibagué, en donde la demanda laboral sigue superando la oferta y las actividades económicas son cíclicas y altamente vulnerables a los movimientos externos.

El reto entonces consiste en generar las apuestas productivas desde los diferentes sectores para superar este fenómeno que parece tener profundas raíces. La desocupación crónica es la enfermedad que como sociedad debemos enfrentar, tarea compleja pero no imposible y que depende de la buena voluntad, la paciencia y la proyección que se haga de la región para los próximos 20 años, por parte de los actores públicos, privados, academia, gobierno, políticos, jóvenes, mujeres y líderes sociales, entre otros.

Precisamente, en un momento apropiado para ampliar el análisis, El Nuevo Día publicó en su edición del miércoles, las recomendaciones que ProColombia suministró para atraer inversión privada sobre tres ejes estratégicos y altamente potenciales como son agroindustria, producción de materiales de construcción y el sistema moda, en los que, según la entidad, se encuentra el recurso humano y las condiciones de mercado. Sería importante, desde los colegios y las universidades, pensar en potenciar el emprendimiento y las ideas de negocio. El reto también es generacional.

En el marco de esta discusión y la búsqueda de alternativas, el pasado martes el gerente de Banca de Oportunidades, Freddy Castro, nos acompañó en Ibagué en una reunión con gremios como Andi, Cámara de Comercio, Fenalco, Cormoda, pequeños y medianos empresarios, tenderos, entre otros, en donde se analizó que una de las debilidades detectadas es que en la región hay un amplio desconocimiento de la oferta crediticia que tiene el Estado para intervenir el entorno en procesos relacionados con producción, microcréditos a unidades de negocios, modernización, asesorías y acuerdos con centrales de riesgo. La inclusión financiera sigue siendo un talón de Aquiles para el crecimiento de famiempresas, microempresas y pymes.

De igual forma, en la agenda del partido Conservador por diferentes ministerios, esta semana tuve la oportunidad de hablar con el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, y con el viceministro Juan Alberto Londoño, para contarles en qué consiste el proyecto de ley 324 para que Tolima, su capital y sus municipios, queden incluidos en las Zonas Económicas Sociales Especiales (Zese), con el objetivo de que la región ingrese a un régimen con ventajas tributarias en renta y retención en la fuente, y así mejorar los indicadores de formalización laboral. Debo decir que hay consciencia y solidaridad respecto a la Zese, y que el Ministerio sigue abierto a consolidar el modelo financiero para el Sistema Estratégico de Transporte de Ibagué (Setp). Igualmente, conoce la iniciativa el Director Nacional de Planeación y lo expondré al Ministro de Comercio, Industria y Turismo. El debate debe estar hoy en el marco de los resultados.

También el recién posesionado ministro de Agricultura, Rodolfo Enrique Zea, recibió a los miembros de la Comisión Quinta del Senado y en esta oportunidad ratificó su interés en visitar varios municipios del Tolima y otros departamentos en aras de articular una agenda de trabajo para sacar adelante proyectos productivos ante el desempleo rural.

Es importante hoy, en medio de lo que ocurre en el mundo con el coronavirus, el pulso petrolero entre Rusia y Arabia Saudita, y la caída de las bolsas, no bajar la guardia en torno a la discusión del empleo nacional, regional y local. En las regiones tenemos que tener claridad de lo que está pasando en el escenario internacional para tomar decisiones serias. Menos populismo y más acciones estructurales.

MIGUEL ÁNGEL BARRETO

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