De las vacunas y otros demonios

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

Hay vacunas que salvan vidas y otras que, por el contrario, inciden en la baja calidad de vida de los ciudadanos en el territorio y las acaban, como por ejemplo, las que aplican, al parecer, en la celebración de algunos contratos estatales. ¡Estamos fregados con las vacunas! Las primeras, porque llegarán, según el Gobierno Nacional, ¡hasta el 20 de febrero! Y las segundas, porque esas sí que abundan.
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Salió el índice de percepción de la corrupción 2020 elaborado por Transparencia Internacional, en el cual continuamos con una baja calificación, 39 puntos sobre 100, ubicándonos en el puesto 92 de 180 países evaluados. Según el índice, 0 indica una corrupción muy elevada y 100 significa ausencia de corrupción. Como vemos, estamos más cerca del 0 que del 100, para que vayamos sacando nuestras propias conclusiones.

El director de Transparencia por Colombia, Andrés Hernández dijo al momento de entregar el informe que: “Estamos cerca de cumplir una década en ese estancamiento. Avanzar en esta calificación dependerá de cómo el país aborde retos históricos que facilitan la corrupción, pero también de nuestra capacidad para proteger los recursos públicos en coyunturas tan difíciles como la pandemia”. Y es que claramente el Covid-19 ha acrecentado el problema de la corrupción, pues, según el informe: “alertas de corrupción en tiempos de pandemia” realizado por Transparencia por Colombia y el Centro de Asesoría Legal Anticorrupción –Alac-, “los posibles sobrecostos en la entrega de mercados y suministro de elementos médicos fue una de las mayores alertas recibidas” por estas entidades y por los organismos de control en el 2020. 

La transparencia en el manejo de la información y sobre todo en los procesos contractuales, así como la garantía de los derechos ciudadanos, constituyen unos elementos fundamentales en los cuales el país tiene que avanzar para comenzar a abandonar esos penosos y oscuros lugares de corrupción a nivel mundial, pero también tengamos en cuenta que la corrupción impacta de manera considerable el desarrollo y es un abismo a la pobreza. Los países ricos a nivel mundial tienen varias características que les han ayudado a salir del atoyadero, mencionemos tres que son fundamentales, primero, combatir la corrupción, segundo, reducir la asimetría de información y garantizar el acceso y la transparencia de la misma y, por último, la garantía de derechos como salud y educación a toda la población. El acceso a las vacunas para Covid-19 y el manejo de la pandemia en general es un reflejo de la ausencia de estos tres elementos.

Primero, no hay información frente al proceso de adquisición de las vacunas, aquí es importante resaltar que no se está pidiendo la revelación de patentes ni secretos empresariales, no faltaba más, pero sí existen algunas partes del contrato que se pueden divulgar, como por ejemplo el precio, la fecha de compra y el proceso contractual –que además, sirve para generar confianza en la ciudadanía- pues sólo hasta el día viernes se informó que será el 20 de febrero la fecha en la que se iniciará el proceso de vacunación en Colombia. Segundo, necesitamos combatir ferozmente aquellas vacunas que quitan vidas, como la falta de transparencia en la contratación pública, porque la corrupción conduce a la pobreza y ésta mata, por esa razón necesitamos más vacunas, pero de las que salvan vidas.

 

CAMILO ERNESTO OSSA B.

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