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No podemos pasar por alto que, en la última medición del mercado laboral en Colombia, el Dane, para el trimestre octubre – diciembre de 2021, Ibagué sigue ocupando el segundo lugar de desempleo con el 17,1%, detrás de Quibdó y primeros en desempleo juvenil con el 29,5%. Seguimos en el pódium del desempleo y las cifras son contundentes, pues para mirar el crecimiento local, es necesario una comparación con el año 2019 –época prepandemia-, no con el 2020, -en esta última estamos revisando la recuperación del porcentaje de los empleos perdidos con ocasión del Covid-19, es importante, claro que sí, pero no podemos dejar de lado la necesidad de crecer frente a un panorama ya difícil en el año 2019, en el cual, según el mismo Dane, Ibagué, para ese trimestre móvil ocupaba el mismo segundo lugar de desempleo con el 17,6% del total.
Y, si revisamos el acumulado total de ese 2019, Ibagué cerró el año con un desempleo del 16,3% y, en el año 2021, finalizamos con un porcentaje del 18,9%. Hay que fijar un objetivo de recuperación de acuerdo a los indicadores existentes antes de la pandemia, ese es el reto.
Este es el panorama en relación con la cifras de (des)empleo, sin embargo, para dar una mejor mirada a la situación actual que atraviesa el municipio, es importante resaltar dos indicadores, uno que, si bien lo había traído a colación en la columna de la semana anterior, es pertinente su análisis y difusión. La ciudad en materia de seguridad alimentaria, ocupa el puesto 14 entre 23 ciudades medidas en la encuesta Pulso Social del mismo DANE, donde antes del inicio de la pandemia, en Ibagué, el 93,2% de los hogares comían tres o más veces al día, mientras que para el trimestre octubre – diciembre de 2021, la inseguridad alimentaria aumentó y el número de hogares que comen tres veces al día se redujo al 71,7% -hay un 28,3% de los hogares ibaguereños que comen menos de tres veces al día-.
El panorama resulta ser, entonces que, comparando el mismo trimestre móvil –octubre diciembre 2019 vs. 2021- tenemos altas cifras de desempleo acumuladas, pero mayor inseguridad alimentaria, sin dejar de lado el otro indicador, la informalidad laboral, que está en el 54,7%.
Una conclusión evidente es la reducción del bienestar de los ciudadanos, de ahí la necesidad de la creación de una política pública integral que permita, no solo la generación de fuentes de empleo –en particular para los jóvenes-, sino en la creación de un clima propicio para el emprendimiento y los negocios, una ciudad atractiva a la inversión -con infraestructura para hacerla competitiva- y, a los candidatos al Congreso, ideas y propuestas para reducir la informalidad y atraerlos a la formalidad.
Por último, no debe echarse en saco roto lo señalado por el mismo director del Dane en entrevista concedida a este diario el pasado 23 de enero de 2022, haciendo referencia a la situación actual del desempleo en Ibagué, donde resulta importante mirar nuevas actividades económicas para la generación de empleo, como “los servicios tecnológicos y de tercerización, sin olvidar la vocación agrícola y pecuaria del departamento”, esto debe recogerse y evaluarse a la luz de la visión de ciudad a mediano y largo plazo.
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